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Moody’s: “La economía peruana es un resorte comprimido listo para rebotar”

"Lo que pase en el segundo semestre va a tener que ver mucho con la inversión privada, que todavía la vemos relativamente débil"

Moody's

Jaime Reusche, vicepresidente del Grupo de Riesgo Soberano, y Barbara Mattos, vicepresidente senior del Grupo de Finanzas Corporativas de Moody’s Investor Service, nos brindan, a su turno, sus perspectivas sobre la economía peruana y el sector minero. La lectura, en general, es positiva, pues sostienen que durante el segundo semestre de este año se deben lograr mejores resultados económicos y que la producción peruana de cobre tiene la capacidad para mantener su posición mundial si es que se ejecuta el portafolio de proyectos de inversión.

¿Cómo ve Moody’s el desempeño de la economía peruana y cuáles son sus previsiones de crecimiento para este año?

Jaime Reusche (JR): Nuestra previsión de crecimiento para este año está en 1.3%. Esto se planteó antes de ver el dato de actividad económica de junio, mes que creemos va a ser un poco más débil de lo esperado. Pero los datos de alta frecuencia de agosto nos están diciendo que la economía es, en este momento, un resorte comprimido listo para rebotar en cualquier momento, que esperamos pase en la segunda mitad del año. Tal como tenemos proyectado nosotros, veremos un rebote de entre 2.3% y 2.7% para la segunda mitad del año. Eso significará que nuevamente la economía empezará a converger con su potencial hacia finales del año y que ya el próximo tendremos un efecto base favorable, porque naturalmente el primer semestre estuvo marcado por shocks.

¿Qué factores harían que se mejore esta previsión en el segundo semestre?

JR: Lo que pase en el segundo semestre va a tener que ver mucho con la inversión privada, que todavía la vemos relativamente débil. La inversión pública está procediendo según el marco presupuestario. Lo que sí podría dar sorpresas es el destrabe de los grandes proyectos, tanto del sector privado como del público. Por otro lado, vemos algunos riesgos por el lado externo. Hay riesgos a la baja, incluyendo la desaceleración de China y por el hecho de que las condiciones financieras globales siguen siendo un poco restrictivas.

¿Entonces no habría razones para que el país se desmoralice?

JR: La verdad que no, porque, nuevamente, la economía está en una situación de resorte comprimido. No vemos que se llegue a un equilibrio depresivo. Confiamos en la habilidad de la economía de rebotar y recuperarse hacia la segunda mitad del año y hacia el 2024 en adelante.

¿Cómo ven el desempeño del sector privado? ¿Está siendo de alguna manera demasiado cauto?

JR: Se entiende por qué está siendo cauto: porque venimos de dos años de una volatilidad política intensa y de un periodo de shocks y movimientos sociales también intensos. Pero si uno empieza a ver más allá de las perspectivas o de la confianza empresarial que mide el Banco Central de Reserva, se ve que las perspectivas a 6 y a 12 meses están en terreno positivo. Las empresas están dispuestas a invertir y se está empezando a generar optimismo. Nosotros vemos una contracción de la inversión privada en 4%, más o menos, pero con una perspectiva de mejora. Eso es saludable.

¿La sensibilidad de la inversión ante las condiciones políticas en el Perú es similar al resto de los países de la región?

JR: Creo que el sector privado local se ha vuelto más sensible a las condiciones políticas, pero no al nivel de otros países como Chile o Brasil, donde sí se generaron contracciones importantes de la actividad económica y de la inversión privada, y hubo varios semestres de retroceso. En el Perú son shocks transitorios y que, poco a poco, conforme se afianza la confianza, se ve la posibilidad de un rebote.

¿El Perú sigue siendo una de las estrellas de la región?

JR: En cuanto al manejo fiscal sigue siendo correcto decir eso. En cuanto al desempeño económico, ya no es el caso. Eso, naturalmente, es la factura de la volatilidad política y de, bueno, un pésimo Gobierno anterior que generó demasiada desconfianza y presión sobre el sector privado entre el 2021 y el 2022.

Teniendo este panorama, ¿cuáles son las perspectivas del desarrollo minero peruano?

Barbara Mattos (BM): El Perú es un jugador mundial muy importante en minería. Tiene un portafolio muy grande y representativo de inversiones con una concentración muy alta en el cobre. Se espera que, en la medida que las inversiones se ejecuten, tenga una participación mayor en la producción global de cobre, manteniendo su posición.

¿Qué ventajas tiene el Perú respecto de competidores como Chile o Australia?

BM: Creo que una de las mayores variables es el tamaño de los depósitos y reservas que hay en el país, pero también juegan condiciones políticas y económicas de un determinado país y los incentivos para invertir en el sector minero para concretar este potencial. Por ejemplo, solo para comparar, Bolivia es un país que tiene depósitos importantes de minería, pero no es un jugador global. Cada país tiene características y desafíos distintos. Además de los temas políticos y económicos, también es importante el entorno regulatorio de un país. El Perú tiene desafíos específicos por resolver, como el tema social, que sí puede afectar a la producción, como sucedió el año pasado, cosa que no vemos tanto, por ejemplo, en Chile, solo para hacer una comparación.

Sin embargo, las exigencias socio ambientales están en todo el mundo. ¿Esto no demanda también mayores exigencias a las inversiones mineras?

BM: Hoy hay más exigencias desde el punto de vista ambiental, social y de gobierno corporativo. Tal vez sí haya necesidad de más inversiones en medidas e iniciativas para mitigar riesgos y disminuir la huella de carbono, pero también el sector minero está participando de la transición energética desde el punto de vista de la producción de metales que son muy importantes en este proceso, que es una preocupación mundial. Las empresas mineras están invirtiendo en, por ejemplo, coches eléctricos, vehículos autónomos, centros de operación, de control, que están ubicados más lejos de las minas. Entonces, todo eso trae también un poco más de eficiencia y seguridad en las operaciones mineras, que en un primer momento podría representar mayores costos, pero que a mediano y largo plazo podría traer mayores eficiencias y costos más bajos de operación.

Teniendo en cuenta la ola del desarrollo tecnológico mundial y de la transición energética, ¿cuál será el panorama para la demanda de cobre?

BM: Ya estamos viendo una demanda incremental de cobre y de algunos otros metales por la demanda de vehículos eléctricos y tecnologías verdes, por lo que tenemos un escenario más desafiante desde el punto de vista de la demanda y que dependerá mucho de lo que pase en China y en los países desarrollados. Hoy el promedio de precios está un poco más bajo en comparación con los del 2021 y del 2022, pero más estables en comparación con los precios del aluminio y del zinc, que sí han tenido fuertes caídas. Ahora, sí vemos, por ejemplo, una recuperación de la demanda tradicional del cobre, sumada a una demanda incremental. Ahí sí, claro, debemos tener espacio para un alza en los precios del cobre. Pero no es el escenario base a corto plazo.

¿Y en ese panorama China siempre será el gran demandante de minerales?

BM: Sí, creo que por los próximos años. Hoy la demanda de China corresponde básicamente al 50% de la demanda global de cobre y de la gran parte de los metales base. También vemos un crecimiento más fuerte en India, pero China va a seguir siendo muy relevante para el sector.

¿Cómo evalúan el impacto que ha tenido la inestabilidad política peruana en el sector minero?

BM: Creo que el tema político afecta directamente a las inversiones, que son importantes para mantener y hacer crecer la producción futura. La inestabilidad política trae, de manera general, un retraso en las decisiones de inversión porque implican compromisos muy altos desde el punto de vista financiero y de capital que deben evaluarse cuidadosamente.

¿Cómo ven las acciones que el Perú está tomando para atraer más inversión al sector?

BM: De manera general, vemos un país preocupado por atraer más inversión. Desde el punto de vista del Gobierno, vemos acciones como la reducción de plazos para la aprobación de permisos para la actividad minera o de permisos ambientales, que son medidas específicas e importantes para atraer inversión en la industria, tanto para las operaciones ya existentes como para nuevos proyectos o nuevas inversiones.

¿Ven un sector minero más dinámico?

BM: Eso lo vemos en el portafolio de inversiones. Creo que es claramente un indicador del apetito del sector privado. Si no habría interés, no se podría hablar de nuevos proyectos y el Perú los tiene. Ello refleja parte de la fortaleza que tendrá, también en el futuro, el sector minero.