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Amazonía: la frontera pendiente de la electrificación nacional

El acceso limitado a energía eléctrica en la selva peruana refleja los retos técnicos y financieros de integrar esta región al Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN). Los expertos consultados por Desde Adentro destacan la necesidad de interconexión y la generación descentralizada para garantizar el desarrollo sostenible en esta importante región del Perú.

La selva peruana enfrenta una paradoja: es la región con mayor riqueza natural y, al mismo tiempo, una de las más rezagadas en el acceso a energía eléctrica. En el caso de la región Amazonas, con una población de 429,943 habitantes —equivalente al 1.3% del total nacional—, el consumo de electricidad apenas alcanza los 102.5 GWh, lo que representa solo el 0.2% del total del país. El consumo per cápita llega a 238.4 kWh por habitante, muy por debajo de los niveles registrados en otras regiones, lo que refleja la magnitud de la brecha energética en esta parte del territorio. Estas cifras corresponden al Anuario Estadístico de Electricidad 2023, presentado el 24 de enero de este año por el Ministerio de Energía y Minas (MINEM) a través de la Dirección General de Electricidad.

A esa baja participación en el consumo se suma el hecho de que Amazonas figura entre las regiones con menor número de usuarios de electricidad conectados al SEIN. Según la Estadística Eléctrica por Región 2022 del MINEM, ocupa el quinto lugar con menos usuarios, solo por encima de Pasco (70,744), Moquegua (67,224), Tumbes (58,715) y Madre de Dios (46,799), pese a superar en población a todas estas jurisdicciones.

En este escenario, el suministro eléctrico depende de un reducido grupo de operadores. Electro Oriente administra centrales térmicas como Bagua Grande, Chachapoyas-Elor y Juan Velasco Alvarado, además de las hidroeléctricas de Cáclic, El Muyo y La Pisuquia. Por su parte, Petroperú gestiona las centrales térmicas Estación 6 y Estación 7. La cobertura que ofrece esta infraestructura resulta clave para sostener la demanda regional, aunque todavía es insuficiente frente a las necesidades crecientes de la población amazónica.

“Claramente es una situación terrible, pero explicable, dada la lejanía y la bajísima densidad de consumo de esas zonas, lo cual incrementa notablemente los costos de inversión, de operación y de mantenimiento”, explica César Butrón, presidente del COES.
El COES históricamente ha operado únicamente el SEIN, pero una normativa reciente abrió la posibilidad de que también intervenga en algunos sistemas aislados, como el de Iquitos. Consultado sobre el alcance de esta medida y la motivación del MINEM, Butrón indica que “el objetivo del Ministerio fue y es que el COES se encargue del despacho económico de determinados sistemas aislados cuando existan dos o más generadores presentes y operando. El fundamento es que, habiendo más de un generador, se requiere de un operador independiente. Pero la motivación real fue tratar solucionar el problema de Iquitos, donde, efectivamente, había cierto nivel de conflicto entre los dos generadores que operan ese sistema”.

Retos técnicos y operativos

Existen dos tipos sistemas aislados en la Amazonía, explica el experto, a saber: las ciudades de cierto tamaño, como Iquitos, Pucallpa y Puerto Maldonado, cuya única solución confiable en el tiempo es una línea de interconexión para que puedan participar del SEIN; y los pequeños poblados, normalmente tan alejados que nunca resulta económico integrarlos al SEIN. “En estos casos, se debe desarrollar generación local con micro redes para atender sus necesidades”, enfatiza Butrón.

Sobre los retos técnicos y operativos, Butrón advierte que el principal reto es el costo de generación, que solo puede hacerse con petróleo diésel o residual, “que no solo toma en cuenta el costo intrínseco del combustible, sino lo que cuesta transportarlo y almacenarlo. Luego, vienen los problemas de confiabilidad; si los equipos no están bien mantenidos, la necesidad de una reserva para cuando se programen los mantenimientos y, finalmente, la continua necesidad de nuevas inversiones para atender el crecimiento de la demanda”.

Para el experto, las consecuencias son inevitables: “El costo de generación termina siendo alto por las razones expuestas. Evidentemente, eso redunda en tarifas altas para los consumidores. Sin embargo, ya existe un mecanismo de subsidios para estas zonas. La ley de Electrificación Rural creó un cargo adicional en la tarifa que todos los consumidores del SEIN pagamos y que se destina a generar fondos para electrificación rural y para subsidiar el consumo de los sistemas aislados”.

Esfuerzos e hitos

Butrón reconoce algunos hitos: “La línea Aguaytía-Pucallpa que fue una de las primeras líneas de transmisión que se entregaron a un inversionista con un contrato de concesión a 30 años, la línea San Gabán-Puerto Maldonado también y, finalmente, la inclusión de la línea de transmisión Moyobamba-Iquitos en el Plan de Transmisión por parte del MINEM que no se llegó a concretar”.

Uno de los primeros intentos por reducir el aislamiento de la Amazonía vino también desde el ámbito de las telecomunicaciones. En el 2014, como parte de la renovación de su concesión de telefonía móvil, Telefónica del Perú (hoy Integratel Perú) invirtió US$ 65 millones para llevar la red móvil 3G a Iquitos, beneficiando a unos 430,000 habitantes. El proyecto implicó el despliegue de una red de transporte con 11 estaciones base de microondas y un tendido de fibra óptica entre Nauta e Iquitos, además de la instalación de unas 30 estaciones base en la ciudad. Fue un hito que mostró cómo la inversión privada podía abrir brechas de conectividad en zonas donde las grandes líneas de transmisión eléctrica aún no llegaban.

A estos antecedentes se sumó, en el 2015, la aprobación del proyecto de electrificación rural de las cuencas de los ríos Cenepa, Comaina, Numpatkay y Santiago, que buscaba llevar energía solar a más de 6,600 familias (unas 28,275 personas) en los distritos fronterizos de El Cenepa, Imaza y Río Santiago. La iniciativa prometía implementar sistemas fotovoltaicos centralizados y domiciliarios, pero tras nueve años de retrasos, sanciones a las empresas contratistas y baja ejecución presupuestal —apenas 7.5% entre 2017 y 2024— el plan sigue inconcluso.

Nueva apuesta privada

El sector privado también ha comenzado a jugar un papel protagónico en la conectividad amazónica. Internexa, filial del Grupo ISA, combina su infraestructura de casi 7,000 km de fibra óptica —más del 40% sobre torres de alta tensión— con una apuesta por la Minería 4.0 y servicios digitales. “Nosotros estamos constantemente buscando alianzas con nuestra empresa hermana y madre, ISA. Si logramos tener fibra óptica sobre la transmisión de la red eléctrica, estaríamos cerrando un cuarto anillo que elevaría mucho más nuestro nivel de disponibilidad de otros servicios adicionales”, comenta Neptalí Mayorga, director de Red y Servicios en InterNexa Perú.

El plan amazónico de Internexa es más ambicioso en ciudades como Puerto Maldonado e Iquitos. “Puerto Maldonado es una ciudad en la que estamos trabajando ya. Esperemos que sea este año. Tú tienes allí anchos de banda que pueden estar bordeando los 2 gigas para la ciudad. Imagínate que Internexa llega con puertos de 100 gigas. Imagínate el nivel de upgrade que tendría la ciudad, toda la industria y todos los servicios de las operadoras con esos niveles de capacidad. Lo mismo para Iquitos”, explica Mayorga.

Pero el desafío técnico y financiero es considerable. “Los costos de inversión estarían por encima de los US$ 20 millones, incluyendo los aspectos de sostenibilidad, medio ambiente y sociales. Una vez montada la red, viene el desafío de cómo mantenerla. Imagínate que se rompe la fibra en medio del río. Supone costos operativos que tenemos que evaluar. La idea es buscar un coinversionista que nos permita asumir ese riesgo de manera compartida. Nuestro sueño como Internexa es llegar a Iquitos y, luego, interconectarnos por Leticia, Colombia, y hacer la gran fibra transamazónica que conecte Colombia al Perú a través de una geografía pura”, aseveró.

Estos ejemplos reflejan tanto el potencial como las dificultades de los esfuerzos desplegados en la Amazonía: desde la llegada de la red de telecomunicaciones 3G a Iquitos hasta los proyectos fotovoltaicos en Condorcanqui, los avances en conectividad y energía han estado marcados por inversiones importantes, pero también por lentitud y promesas incumplidas.

Hacia una transición sostenible

La planificación energética en la Amazonía requiere visión de largo plazo. “En el caso de las cargas a partir de cierto tamaño, la solución sostenible es una línea de interconexión. Solo con una precisión; en el caso de líneas que atraviesan la Amazonía, se debería especificar torres de 130 metros o más de altura y un montaje mediante helicópteros para obviar la necesidad de imposiciones de servidumbre y resolver el problema de la poda continua de vegetación debajo de la línea. Con esto, el impacto ambiental y social se minimiza”, afirma Butrón.

Para los demás casos —agrega el ejecutivo—, propone soluciones descentralizadas: usar generación local de la tecnología que mejor se acomode a cada realidad: biomasa, paneles solares con baterías o micro hidroeléctricas. “Pero lo más importante es desarrollar el esquema de negocio para que alguien se haga cargo de la operación y el mantenimiento; de otra manera, en unos años se convierten en inversiones desperdiciadas. Y si la solución es asignarle esa responsabilidad a la empresa distribuidora más cercana, se debe asegurar el mecanismo de subsidio para que la distribuidora recupere los costos incurridos. Hay un concepto errado de que, si se trata de una distribuidora del Estado, debe asumir las pérdida”, recalcó.

El desafío amazónico no se resolverá de inmediato, pero ya existen señales de avance. El MINEM, a través de la Dirección General de Electrificación Rural, tiene previsto concluir en el 2025 la ejecución de ocho proyectos de electrificación rural en Loreto, Madre de Dios, San Martín y Amazonas, con una inversión superior a S/ 166 millones. Más de 44 mil habitantes accederán por primera vez al servicio eléctrico, incluyendo 21,300 pobladores en 153 localidades de Amazonas.

Estas iniciativas muestran que cerrar la brecha energética en la Amazonía requiere combinar interconexiones, generación descentralizada y proyectos rurales de gran alcance. El reto, como coinciden los especialistas, es asegurar que las inversiones no solo se concreten, sino que se sostengan en el tiempo.