La minería tiene el potencial de ser un puente entre las oportunidades y necesidades que tiene el país, y para eso se debe actuar con sentido de urgencia y con visión compartida, sostuvo Darío Zegarra, presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP).
Zegarra apuntó que la transición energética ha abierto una oportunidad sin precedentes para el Perú. Agregó que el mundo necesita más cobre, más litio, más minerales críticos, y nuestro país está entre los mejor posicionados para proveerlos.
“Pero no basta con tener los recursos. Aprovechar esta oportunidad dependerá, exclusivamente, de nuestra capacidad para aprender: a lograr acuerdos, a perseverar colectivamente para construir infraestructura, competitividad e institucionalidad”, dijo.
Asimismo, señaló que si bien el Perú tiene una cartera de inversión minera superior a los US$ 64 mil millones, con potencial real de generar empleo, infraestructura y bienestar, “seguimos tropezando con viejos obstáculos: burocracia, inseguridad jurídica, conflictividad social y desconfianza entre actores clave. A los mismos se suma además la amenaza de la minería ilegal”.
Trabajo en conjunto
El representante del IIMP hizo un llamado a las autoridades locales, regionales y nacionales, así como a los demás actores involucrados en la industria minera a priorizar la desregulación para ser más competitivos y formalizar la pequeña minería.
“Reafirmémonos en cerrar filas contra la ilegalidad y el crimen organizado. Apostemos por la colaboración mutua para lograr un shock de inversión pública y privada, generando empleo formal y competitividad”, aseveró.
Resaltó que desde PERUMIN 37, se ha propuesto cambiar el enfoque, reconocer a la minería no solo como una actividad económica, sino como una plataforma de encuentro. Una plataforma donde Estado, empresa, academia y sociedad se escuchan con respeto y trabajen con compromiso y determinación.
“Cuanto más necesarias son las alianzas, la confrontación se vuelve rutinaria, incluso automática. Nos acostumbramos a ver al otro como obstáculo, no como aliado. Y en ese clima, lo que se pierde es el tiempo, el futuro, las oportunidades. En un país con tantas brechas sociales, posponer el desarrollo es un lujo que no podemos darnos”, finalizó.