En los últimos meses, hemos observado una volatilidad significativa en los precios internacionales del oro y el cobre. Desde su perspectiva, ¿cuáles son los factores clave que han impulsado estas variaciones?
Los dos metales efectivamente han tenido un comportamiento notable. Creo que hay que hablar de manera independiente, tanto para el oro como para el cobre, que son metales relevantes para el Perú.
En el caso del oro, su comportamiento ha estado ligado a dos factores. Uno de ellos es el factor macroeconómico y el segundo, el geopolítico. Respecto del primero, el enfoque está en Estados Unidos. Desde el año pasado se veía la posibilidad de tener una reducción de tasas (de interés) en dicho país, cosa que finalmente se ha dado, pero de una manera bastante tímida. Y lo que sucedió específicamente el año pasado es que se dio a entender que los procesos inflacionarios todavía no estaban tan contenidos.
Entonces, a nivel macro, podemos decir que Estados Unidos incluyó al oro como un metal de cobertura ante procesos inflacionarios. Eso ayudó a gatillar la última etapa del rally del precio del oro. En segundo lugar, hay que agregarle los factores geopolíticos, en el que cabe mencionar el factor Ucrania y el día de hoy, el factor Aranceles. Estos factores han impulsado el refugio en el oro.
¿El mercado bursátil se vio afectado por la volatilidad en el oro y el cobre?
Hay que tener en cuenta que las bolsas a nivel global, y sobre todo la bolsa americana, han tenido un comportamiento superlativo durante los últimos tres años. Desde el 2022 hasta hace poco, teníamos un crecimiento que podría haber perdurado hasta hoy; pero recientemente registramos una caída pronunciada. Entonces, esto también motivó que algunos inversionistas empiecen a entrar un poco más fuerte a los commodities.
Entonces hay factores macroeconómicos, geopolíticos y del mercado de capitales.
Todos esos factores han empezado a echar “un poco más de gasolina” al oro y hoy el precio se ubica alrededor de US$ 3,000 la onza. Entonces, mirando un poquito hacia adelante, toda esta turbulencia de la actualidad impacta, creo yo, de manera temporal en el precio del oro. Llegamos a US$ 3,100 por onza, a US$ 3,150, luego cayó a niveles de US$ 2,900, pero no veo que eso vaya a cambiar la perspectiva del precio del oro. Creería que, como se están juntando distintos factores (inestabilidad política e inestabilidad geopolítica), eso debería gatillar que el precio del oro se sostenga en estos niveles, alrededor de US$ 3,000 por onza.
¿Cómo se explicaría la variación en los precios en el caso del cobre?
El cobre es un mineral cuyo precio fluctúa más de la mano con las expectativas de crecimiento de las economías y ahí lo que hemos tenido es una reacción de corto plazo de esta guerra arancelaria de EE.UU. y el resto del mundo, que lo que ha hecho es, en esencia, despertar temores sobre el crecimiento global, de una desaceleración de las economías. Y claro, hay un impacto nuevamente de corto plazo en el caso del cobre, porque todo se maneja sobre la base a las expectativas de lo que vaya a pasar.
Ahora, esta afectación hay que verla en el contexto de la última década. Estamos en casi US$ 4 la libra, pero en todo caso, todo lo que esté por niveles encima de US$ 3.5 es bueno para el Perú. A largo plazo, se mantiene muy claro el fundamento para ver una subida del precio del cobre tras el impacto de todos estos eventos macroeconómicos, geopolíticos y guerras comerciales.
Otro factor para considerar es que cada vez se hace más difícil sacar adelante un megaproyecto de cobre. De hecho, el inventario de grandes proyectos de cobre se ha reducido a lo largo de los años por temas políticos o sociales. Y eso termina afectando la oferta y así, a nivel global, es previsible tener un déficit que genere un empuje en el precio del cobre. Entonces, en el largo plazo, se mantienen los fundamentos para ver el precio del cobre en niveles altos.
¿Cómo podría afectar el reciente “paquetazo arancelario” a la cotización de los metales?
En ambos casos la reacción inmediata ha sido una caída en los precios, tanto del oro como del cobre. Digamos que, si uno lo ve desde el punto de vista macroeconómico, el caso del cobre puede tener una reacción más objetiva: guerra comercial, guerra arancelaria, naturalmente los países van a crecer un poco menos. Es un hecho que hasta que todo termine de reacomodarse se crece menos, porque hay menos demanda de cobre y eso se traslada al precio. Esa es la reacción natural que hemos observado estos últimos días y meses.
En el caso del oro, debemos señalar que ha tenido un comportamiento un poco más emocional dentro de los mercados. Hay volatilidad y el precio del oro cae. Lo mismo sucedió, por ejemplo, en la crisis del 2008, que fue una crisis financiera y donde su caída después terminó repuntando a niveles históricos para ese entonces. Las reacciones a la volatilidad del mercado a veces perjudican la cotización, tanto del oro como del cobre.
¿Y a mediano plazo?
Esta guerra arancelaria global tiene ciertas consecuencias, sobre todo para el mercado de Estados Unidos. Y es la posibilidad de ver cierta inflación en el corto o mediano plazo y que eso repercuta en una suerte de recesión. El oro tendría que convertirse en un refugio para muchos inversionistas, por lo que su precio se recuperaría rápidamente.
¿La transición energética podría impulsar un repunte en la demanda de cobre, mitigando eventuales caídas?
Todo este último boom del precio del cobre fue gatillado inicialmente por la transición energética. Eso fue lo que catapultó el cobre de US$ 2 por libra hasta los US$ 4.5. Entonces, hay que ver si esa demanda se mantiene, porque hay que sumar demandas, el crecimiento de los países más la transición energética. Siempre van un poco amarrados. Probablemente, haya una desaceleración de la demanda en el corto plazo, pero eso no quita que, en el largo plazo, no haya una corrección en los precios. Por lo tanto, esta guerra arancelaria va a golpear el precio del cobre, pero, en el mediano o largo plazo, vamos a continuar viendo esa tendencia al alza del precio del cobre.