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David Tuesta: “La minería es parte del crecimiento inclusivo del país”

"El Gobierno debe preocuparse por generar contrataciones basadas en la meritocracia", dijo el economista, ex ministro de Economía y actual Presidente del Consejo Peruano de la Competitividad.

Fue ministro de Economía. Hoy es el actual Presidente del Consejo Peruano de la Competitividad. El economista David Tuesta está enfocado en trabajar herramientas para fortalecer la competitividad de las regiones, mejorando las capacidades de los trabajadores. “Un elemento clave de la competitividad es la eficiencia del Estado”, dice en esta entrevista a Desde Adentro. Tuesta está convencido de que una de las grandes falencias de este Gobierno, y que lo está llevando a perder la oportunidad de generar más desarrollo e inversión en pleno ciclo de los metales, es la falta de personas capacitadas para ejercer funciones en puestos técnicos del sector público.

De cara al 28 de julio, el Presidente de la República dará su mensaje a la Nación en medio de un contexto económico político y social complejo. ¿Qué podemos esperar de los anuncios del Gobierno?

Lamentablemente, no hay mucha expectativa respecto a lo que podría ser el mensaje del 28 de julio. El país requiere acciones urgentes en el campo de la recuperación económica y se ha dejado pasar casi un año sin tomar acciones en esa línea. Por el contrario, las decisiones que han tomado los agentes económicos han sido muy contrarias a la recuperación de la inversión privada. Una ministra planteó el cierre unilateral de algunas unidades mineras; hubo un intento de aumentar el régimen tributario del sector minero, y los problemas de la conflictividad social se concentran en este sector. La cartera no viene tomando acciones, tampoco. Entonces, las expectativas están en el piso porque no se prevé ningún cambio.

El BCR rebajó la proyección de crecimiento económico de 3.4% a 3.1% debido a conflictos mineros. ¿Cómo la coyuntura económica actual podría afectar las estimaciones de producción del sector minero peruano?

El Banco Central de Reserva hizo un cálculo en términos de Producto Bruto Interno (PBI) de lo que podrían significar estas paralizaciones mineras. Hasta el 2021, se estimaba que el efecto era de 2% por año, pero ha ido ascendiendo y en la forma como se viene presentando el 2022, se podría esperar que el efecto se duplique. Uno esperaría que 0.5 puntos porcentuales de crecimiento anual vaya a ser afectado por esta situación de conflictividad. Según las proyecciones económicas más optimistas, es alrededor del 3%, pero los consensos se van aproximando más hacia el 2%. Estamos hablando de que un 25% de la contribución al crecimiento al año se va a ver afectada por la conflictividad social.

Si hablamos de urgencias que requieren atención inmediata, ¿la conflictividad es una de ellas?

La conflictividad no apareció recién, pero en anteriores administraciones había gente con capacidades que permitía gestionar las circunstancias. No contar con personas capacitadas ha agudizado los problemas. El MINEM experimentó, de hecho, una salida importante de empleados de alto nivel. Y uno no se puede sentar a negociar si la otra parte es un Gobierno que se presenta como antiminero. El presidente ha dicho “bienvenida la inversión minera” en foros internacionales, pero por otro lado tiene una actitud contraria a la actividad. Por eso, solucionar los problemas de la conflictividad va más allá de los discursos. Requiere de acciones decididas por parte del Gobierno, partiendo por un equipo con capacidades para mitigar estas circunstancias de crisis. 

Confianza y crecimiento 

Decía en una entrevista al diario Gestión que el déficit fiscal (0.9% del PBI) fue fortuito. Que si no fuera por el inicio de la producción de algunos proyectos grandes mineros y los mayores ingresos tributarios generados por el ciclo de los metales, el impacto hubiera sido peor. ¿La minería está sosteniendo el crecimiento económico del Perú?

Por supuesto. El sector minero ha venido arrastrando una inversión bastante dinámica de años anteriores, sumado a la madurez de varios proyectos y unidades mineras en los últimos años. Y, a pesar de los contextos administrativos impuestos por la actual administración, la minería ha venido aportando tremendamente al crecimiento del país. La minería tiene un aporte de aproximadamente entre 250 y 300 mil empleos directos y que pueden llegar casi hasta 4 millones si se incluyen los empleos indirectos. Es un sector que, en este contexto de precios internacionales altos, ha sido un estupendo soporte a la recuperación post pandemia de la economía peruana.

Sin embargo, después de Quellaveco, no hay un proyecto de dicha magnitud en la cartera de inversiones que lo reemplace. ¿Qué debería tener en cuenta el Gobierno? 

El problema es que no se han retomado con decisión una cartera de inversiones factibles que existe en el Perú de casi US$ 60 mil millones. Esa cartera está ahí disponible para poner su marca, pero ha habido un adormecimiento por parte de las autoridades en ponerlos en ejecución. Muchos están a manos de inversionistas importantes a nivel mundial que esperan un escenario favorable para la inversión. Son US$ 60 mil millones factibles de poner en práctica y si hay decisión y se gestiona, alineando a los diferentes actores involucrados en la inversión minera, se podría casi duplicar el PBI per cápita en poco más de diez años, ¡en una década! Pero eso requiere una acción decidida en todos los ámbitos, que implique poner a la minería en un lugar relevante dentro de la mirada y de los diferentes actores como elemento básico de una política económica. 

¿Cuál es el lugar que debería tener la minería en el Perú?

El mismo lugar que tiene en los países mineros y que se reconocen como tal. Australia no renuncia ni ahuyenta a su sector minero: lo abraza, porque entiende que es parte del desarrollo y crecimiento inclusivo de su país. Significa creación de millones de empleos, duplicar la riqueza de cada ciudadano en términos promedios de países. No es un tema solo de negocio, sino de real inclusividad. Eso lo saben los australianos y los canadienses, pero hoy estamos lamentablemente sumidos en discusiones dogmáticas intrascendentes por parte de aquellos que viven de hacer la vida imposible a la minería. 

¿Cuál tiene que ser el punto de quiebre para que el Gobierno recupere la confianza?

Se debe dar un giro de 180°. Hacer distinto todo lo que se ha venido haciendo hasta ahora. Cambios de personas, en los principales cargos, que tienen que ver con el sector minero; la cartera de Energía y Minas y todas sus subdirecciones, así como del Ministerio del Ambiente y otros ministros conexos como Ministerio de Agricultura. También implica la alineación con el Ministerio de Economía y Finanzas respecto al régimen tributario, que debe trascender a cualquier cambio de ministro. Porque, no puede, de repente, llegar un ministro y decir que se va a subir el impuesto a la minería. Se requiere de una acción bastante coordinada que lamentablemente no se ve en este Gobierno. 

¿Por qué considera importante mantener la tributación minera en el Perú?

El propio Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último informe señalaba que en general no había mayores razones para hacer cambios en la tributación minera en el Perú, porque en lo tributario está en un nivel muy similar al del resto de los países mineros. Lo que pasa es que cuando incorporamos otros ingredientes que forman parte de la competitividad, no le va tan bien. Cuando uno ve la competitividad del sector minero tiene que ver también otras variables, como el marco institucional. En este último Gobierno, se pone en cuestionamiento acuerdos legales y normativos que uno hubiera pensado que ya están labrados sobre piedra, que es lo que se entiende como la institucionalidad. Si en ese contexto quieres subir más la tributación, puedes perder competitividad. Es como matar a la gallina de los huevos de oro.

La amenaza laboral

Es probable que el decreto que elimina la tercerización laboral sea finalmente derogado. Sin embargo, al problema de la tercerización, se suma el denominado Anteproyecto del Código del Trabajo, que amenaza con hacer aún más rígido el panorama laboral peruano. ¿De qué manera estas decisiones afectan el panorama económico?

Estos decretos de Tercerización Laboral y el Código Laboral son los que alteran las expectativas y le incorporan mayor incertidumbre. Esto ha detenido varias decisiones de inversión. Si a las empresas les dicen que ahora no van a poder desarrollar una estrategia de negocios en función de un esquema que se utiliza en todo el mundo y que es parte de la innovación en los mercados laborales, van a tener que hacer cambios en sus procesos productivos. Esto implica que la combinación capital-trabajo-tecnología será diferente; si ese marco regulatorio obliga a cambiar la manera como las empresas van a desarrollar este proceso porque está prohibida la tercerización, eso también pone en duda el tipo de inversión que las empresas van a desarrollar. Esperamos que el decreto referido a tercerización se pueda derogar. Esto daría cierta tranquilidad, o mitigaría las circunstancias negativas en las cuales se ve inmersa la inversión privada. De hecho, el BCR señaló que para este y el próximo año la inversión minera privada caería 16%. Y esto caería muchísimo más si es que no se termina derogando el decreto de la tercerización. 

¿Le ha dado la espalda el Gobierno al sector minero energético?

Definitivamente. Si vas a preguntar en el sector, sienten la orfandad, la falta de un ente realmente rector. Lo único que se observa son personajes que han aparecido de pronto sin el más mínimo conocimiento del funcionamiento del sector. O no aportan nada, o son aportes negativos.

¿Qué señal debería dar el Gobierno?

La principal, y que no tiene que ver con el sector minero, sino con el interés de hacer más eficiente al Estado: preocuparse por generar contrataciones basadas en la meritocracia. Eso es clave. Lo que estamos observando ahora es que el Estado ha renunciado a ser un socio del sector privado.