En el corazón de la sierra de Puno, una operación minera pionera ha revolucionado el concepto de sostenibilidad en la minería peruana: la planta de reaprovechamiento de relaves B2 de la Unidad Minera San Rafael, de Minsur. Esta planta, única de su tipo en el mundo, convierte los residuos de las antiguas explotaciones de la mina puneña en nuevas oportunidades de desarrollo. Desde el inicio de sus operaciones en el 2020, la planta B2 ha permitido la recuperación de 18,805 toneladas de estaño refinado.
Oportunidad y desafío
La oportunidad de reaprovechar los relaves del depósito B2 —el segundo de los cuatro depósitos de relaves de San Rafael— estuvo motivada por su alta concentración promedio de estaño (1.05%), mucho mayor que la de los depósitos más recientes ubicados en San Rafael e inclusive de otros yacimientos de estaño del mundo. Esta característica particular se originó porque las rocas extraídas de la mina San Rafael a principios de la década de 1990 (cuando se usaba este depósito) contenían una mayor concentración de estaño que las que se extraen actualmente. Además, la tecnología disponible en ese entonces no era tan avanzada como en la actualidad, por lo que se extraía una menor cantidad del mineral contenido en cada roca.
Yuri Gallo, director de Proyectos de Minsur, recuerda el gran reto que supuso esta transformación y recalcó que la planta B2 es la primera de su tipo en el mundo. “Entre el 2004 y el 2009, lideramos un proceso de colaboración industrial y académico con firmas de Australia, Canadá, Bolivia y el Perú. Gracias a ello, fuimos pioneros en resolver importantes limitaciones técnicas que existían en los procesos de molienda y gravimetría utilizados para la minería de pequeñas partículas de estaño”, afirmó.
Entre el 2010 y el 2017 se hicieron diversas pruebas de laboratorio, ingeniería y metalurgia en una planta piloto en San Rafael, con lo que se optimizó el proceso de recuperación del estaño. A partir del 2016, el siguiente desafío fue el diseño de la planta, cuya construcción empezó en septiembre de 2017.
La construcción de la planta, que demandó una inversión de US$ 174 millones, duró 27 meses. Fue un desafío de ingeniería, pero también una apuesta por la economía circular, un enfoque que ha permitido a Minsur minimizar residuos y maximizar el uso de recursos.
Triple impacto: económico, local y ambiental
El impacto de la planta B2 no se limita solo a los logros técnicos. El estaño obtenido le ha permitido a la empresa obtener ingresos adicionales por las ventas de este mineral y reducir la presión sobre el yacimiento subterráneo que opera.
También han generado más de 1,500 empleos indirectos en la región, mientras que el 60% del personal que trabaja en la planta B2 proviene de las comunidades locales de Antauta y Ajoyani. “La operación de nuestra planta B2 requiere de personal calificado, dado que es un proceso de producción único en el mundo, desarrollado con nuestro propio know-how. Convertimos esta necesidad en una oportunidad de crecimiento profesional para el talento local”, cuenta Gallo.
Además, entre 2020 y 2023, las operaciones de la planta B2, junto con las de la mina San Rafael, generaron inversiones en proyectos sociales por US$ 37.6 millones y recursos por S/ 680 millones en canon minero, fortaleciendo el desarrollo de las comunidades aledañas.
Pero el verdadero valor del proyecto radica en su impacto ambiental. El proceso de recuperación de relaves extrae el material directamente del depósito B2, ubicado en la superficie. Así, evita el uso de explosivos que normalmente se utilizan para la voladora de tierras y su impacto ambiental, tales como emisiones de gases, ruido y polvo. “Solo en el 2023, la planta B2 evitó el uso de más de 1,000 toneladas de explosivos. También se redujo la huella hídrica y de carbono por tonelada de estaño producido, al no tener que chancar y moler el relave para su tratamiento, ahorrando agua y energía en este proceso”, afirma Gallo. El 93% del agua que utiliza la planta B2 proviene de fuentes recirculadas, asegurando un manejo responsable de los recursos hídricos.
El desempeño de la planta B2 es medido anualmente y verificado por auditores independientes.
Desarrollo sostenible
La marca “SusTINable”, que usa Minsur para exportar su estaño desde hace más de diez años, garantiza la trazabilidad y sostenibilidad del mineral a través de la tecnología blockchain, que asegura que cada etapa del proceso sea transparente y verificable. Así, el estaño de Minsur cuenta con un pasaporte digital que genera un registro permanente e inalterable de las especificaciones técnicas, certificaciones ambientales y documentos de auditoría anexos a todos sus envíos, permitiendo a sus clientes demostrar el origen sostenible del mineral que adquieren.
“La sostenibilidad es un atributo importante en la producción y comercialización del estaño, ya que en países de Asia y África su extracción ha estado asociada con crímenes ambientales y violaciones a los Derechos Humanos”, cuenta Gallo.
Gracias a estas innovaciones, Minsur fue reconocida en el certamen Perú por los ODS, organizado por Perú Sostenible, Naciones Unidas, KPMG y El Comercio, en la categoría Planeta. Este galardón celebra el impacto positivo del proyecto “Estaño Circular” en la reducción de residuos y la promoción de una minería responsable.
De cara al futuro, Minsur sigue explorando nuevas posibilidades para su planta B2. En la actualidad, ya ha procesado cerca del 50% de los relaves del depósito B2 y se espera que la planta concluya el procesamiento del depósito de relaves en el 2028, pero ya se evalúa la posibilidad de adaptar su tecnología para procesar otros minerales de yacimientos nuevos en San Rafael, extendiendo así la vida útil de la planta y, con ello, la capacidad de generar más valor a partir de lo que antes se consideraba un desecho.