Commodites (29/08/25)

Petróleo 68.12 US $/Barril WTI
Oro 3,449.70 US $/ Oz. Tr.
Cobre 9703.00 US $/TM
Plata 39.72 US $/Oz. Tr.
Estaño 34,800 US $/TM
Plomo 1943.00 US $/TM
Zinc 2,764.00 US $/TM
TIPO DE CAMBIO AL DÍA DE: 28-08-2025
MONEDA DÓLAR EURO L. ESTERLINA
COMPRA 3.538 3.848 4.418
VENTA 3.551 4.344 4.828

Últimas noticias

Fondo de desarrollo de Camisea transfirió S/ 280.5 millones a regiones del país en el período enero – julio del 2025

Región Cusco recibió S/ 960 millones por canon gasífero en periodo enero – julio del 2025

Disposición del TC sobre el Reinfo abre la oportunidad de diseñar un proceso de formalización más eficaz

Proinversión
Ver todos >

Un rápido recuento de la actividad de exploración petrolera en el mar peruano

La reciente llegada del gigante Chevron para explorar lotes marinos peruanos es el capítulo más reciente de una larga historia. Una travesía que comenzó a mediados del siglo XX, cuando empresas como Belco Petroleum perforaron los primeros pozos frente a Negritos.

El reciente anuncio del ingreso de Chevron al Perú, junto a Westlawn y Anadarko, no es un hecho aislado, sino la culminación de décadas de esfuerzos, aprendizajes y descubrimientos que han caracterizado la exploración marina de hidrocarburos en el país. La expectativa no es poca; de ser exitosa esta aventura exploratoria, se podría revertir el déficit energético nacional mediante la explotación de lotes en aguas profundas frente a las costas de La Libertad, donde Perupetro, la institución encargada de promover la exploración y explotación de hidrocarburos, estima una producción potencial de entre 150,000 y 200,000 barriles diarios de petróleo.

Los inicios de la exploración costa afuera

Según el artículo “Reseña histórica de la exploración por petróleo en las cuencas costeras del Perú”, publicado en el Boletín de la Sociedad Geológica del Perú (2017), los esfuerzos pioneros de la exploración off shore (costas afuera) en el Perú se remontan a mediados del siglo XX, apenas unos años después de que se instalara la primera plataforma marina frente a las costas de Luisiana, en el Golfo de México, en 1947.

Inspirado en ese avance, el Gobierno peruano abrió la primera licitación de lotes en el Zócalo Continental en 1953 en la cuenca de Talara. Fue la Compañía Petrolera del Pacífico, en asociación con la estadounidense Douglas Oil, la que realizó las primeras perforaciones direccionales desde la playa, logrando una producción notable para la época: 40,000 barriles por día. El método, aunque rudimentario comparado con los estándares actuales, demostró que había oro negro bajo el mar peruano. Unos años después, la Richfield Oil Corp. de California comenzó a realizar perforaciones en el mar desde su buque El Rincón, pero en 1956 suspendió sus actividades.

El verdadero salto a las aguas abiertas llegó en 1959, cuando en la misma cuenca Belco Petroleum Co. y la Peruvian Pacific Petroleum Co. perforaron el primer pozo exploratorio costa afuera frente a Negritos. Este momento es fundamental, pues marcó el inicio formal de las operaciones off shore en el Perú. A lo largo de la década de los sesenta, estas actividades se intensificaron, especialmente en la costa norte, en zonas como Los Órganos, Peña Negra, Lobitos, Talara y Litoral. El hito simbólico de esta era fue la instalación de la Plataforma de Desarrollo 3A frente a Punta Pariñas, la primera en su tipo en el mar peruano, que pasó de la exploración a la explotación constante.

Salaverry, Trujillo, Tumbes y Sechura

Cada cuenca marina cuenta su propia historia de descubrimientos y retos.

Costas afuera de Trujillo, en 1968, se realizó la primera campaña sísmica de la cuenca Salaverry para la Texas Petroleum. Tres años después, en 1971, Occidental perforó dos pozos exploratorios en las concesiones Ballena y Delfín, al suroeste de la cuenca Trujillo. En el primero no encontró manifestaciones de hidrocarburos, pero en el segundo halló pequeñas manifestaciones de gas.

De otro lado, en la cuenca de Tumbes, la exploración comenzó con fuerza en la década de los setenta de la mano de Tenneco Oil Company. Su pozo 8-X-2 Albacora, ubicado en el Lote Z-1, fue exitoso, produciendo 5,246 barriles de petróleo por día. Previamente, uno de los pozos perforados mediante una barcaza había explotado por un golpe de gas.

En 1974, Belco perforó un pozo de 11,000 pies de profundidad (3,352 metros) en la cuenca de Sechura y encontró indicios de gas seco, pero no de petróleo.

Entre 1976 y 1984, la propia Belco perforó diez pozos en la cuenca de Tumbes, pero solo en tres de ellos se encontró petróleo, cuyo flujo cesó al mes y medio, pues comenzaron a producir agua y emulsión de petróleo.

Poco más de una década después, Repsol utilizó tecnología satelital para detectar “resumideros de petróleo” en el Lote Z-29 de cuenca de Trujillo, como parte de contrato que firmó en 1995. La empresa de origen español perforó dos pozos, pero no tuvo éxito.

Esperanza norteña

Años después, la cuenca de Sechura revelaría una sorpresa. En el 2005, un descubrimiento rompió los paradigmas: PetroTech (luego Savia Perú) descubrió petróleo en reservorios fracturados de la formación Amotape en el pozo San Pedro 1-X. Producía 1,152 barriles diarios en una zona donde nunca antes se había encontrado nada similar. Este hallazgo producido en el Lote Z2B abrió los ojos de la industria hacia el potencial oculto en formaciones geológicas complejas.

PetroTech había invertido US$ 10 millones en estudios sísmicos y perforación. El crudo que encontró fue liviano de 35 grados, de excelente calidad, en un área geológica completamente nueva. Pedro Alarcón, gerente de exploraciones de la empresa, destacó para Desde Adentro en esa época la importancia de haber encontrado este tipo de crudo en un lugar donde un siglo de exploración no lo había logrado. El pozo demostró que el Perú off shore aún guardaba secretos por develar.

Hoy, luego de algunos esfuerzos más recientes sin éxito, el futuro de la exploración off shore peruana parece resurgir tras la llegada de Chevron para apoyar la exploración de los Lotes Z-61, Z-62 y Z-63 de la cuenca de Salaverry. Pero, hay que tener presente que el futuro que se edifica sobre la información técnica acumulada de las operaciones en el mar peruano durante décadas.