La localidad de Justo Pastor, enclavada en el desierto de Marcona, a solo 7 km del complejo de energías renovables Wayra, era un reflejo de la exclusión histórica que sufren muchas comunidades rurales del Perú. Sus 25 familias carecían de acceso a electricidad y agua segura, limitando drásticamente su salud y oportunidades económicas, en suma, su desarrollo. El aislamiento geográfico perpetuaba así un ciclo de pobreza y dependencia.
Frente a este desafío, Orygen diseñó el proyecto “Energía que transforma comunidades”, creando un modelo sostenible de acceso a energía limpia y agua segura para mejorar la calidad de vida de los pobladores. La solución técnica combinó innovación y pragmatismo: se instaló una microrred híbrida con paneles solares y mini aerogeneradores, y se implementaron 25 Unidades Básicas de Saneamiento con biodigestores y una red de agua con cisterna y tanques elevados para cada vivienda.
Sin embargo, el verdadero éxito del proyecto radica en su modelo de gobernanza. Para superar el riesgo de que los sistemas quedaran inoperantes por falta de mantenimiento, se formaron y capacitaron comités comunitarios de energía y agua. Estos comités son los responsables de administrar los servicios, recaudar tarifas sociales y gestionar un fondo de mantenimiento, asegurando la operatividad continua y la independencia financiera desde el 2021. Este enfoque convirtió a los habitantes de Justo Pastor en gestores de su propio desarrollo.
El impacto de esta intervención es tangible y multifacético. En lo social, el 100% de las familias ahora cuenta con energía renovable y agua potable mejor almacenada y distribuida, lo que ha mejorado la higiene, reducido enfermedades y liberado un valioso tiempo que antes se dedicaba a la búsqueda de agua. Económicamente, las familias experimentan un ahorro promedio total superior a S/ 30,000 anuales en la localidad, que generaron 6.2 t de CO2 evitadas.
La inclusión ha sido otro pilar clave: dos mujeres forman parte de la Junta Directiva y una integra el Comité de Electrificación, promoviendo su liderazgo en la toma de decisiones. Además, se han impulsado emprendimientos locales liderados por mujeres, como restaurantes que brindan servicios de alimentación a contratistas del parque eólico Wayra –ya no solo de día, sino durante las 24 horas– generando mayores ingresos, y fomentando la equidad de género.
El proyecto no solo ha cerrado brechas de infraestructura, sino que ha tejido un modelo replicable de desarrollo participativo, demostrando que cuando la energía se comparte, realmente transforma comunidades.