¿Qué es la gobernanza corporativa y por qué se ha convertido en un factor clave para asegurar la sostenibilidad en el sector minero energético?
El componente de gobernanza es relevante para cualquier sector, pero en el sector minero energético es clave. Contar con una adecuada gobernanza para una gestión de riesgos y sostenibilidad implica tener mecanismos, equipos y comités de supervisión, seguimiento y monitoreo de las principales métricas y objetivos en cambio climático y sostenibilidad.
De hecho, dentro de los principales marcos de divulgación global en sostenibilidad y clima, el componente de gobernanza tiene un impacto significativo. Por ejemplo, si una empresa quiere postular a una evaluación de agencias de rating en sostenibilidad, debe demostrar que su gobernanza es sólida. Se le exige establecer bajo qué comités y equipos recaerá el liderazgo en sostenibilidad y clima, y cuáles serán los procedimientos y controles para cumplir con los objetivos y la estrategia de sostenibilidad.
Se trabaja a nivel de la Junta de Accionistas y del Directorio para definir qué comités estarán a cargo y serán responsables. Por ejemplo, el Comité de Auditoría supervisa y aprueba estados financieros, y cada vez más también supervisa la preparación y presentación de informes no financieros. Otro comité, el de Riesgos, supervisa la gestión integral de riesgos, incluyendo los ambientales, sociales y de gobierno corporativo, y presenta al Directorio los riesgos priorizados en sostenibilidad.
Algunas empresas también incluyen expertos externos para apoyar técnicamente en temas críticos, como gestión hídrica, biodiversidad y planes de descarbonización en la cadena de valor. Así, se asegura que las decisiones e inversiones se alineen con los objetivos trazados.
¿Cómo se integra la sostenibilidad dentro de esta estrategia empresarial?
Primero, se identifican los principales riesgos sociales, ambientales y climáticos de la compañía. Por ejemplo, si hay riesgo de estrés hídrico, se establecen planes de adaptación y ajustes al modelo de negocio, considerando también impactos financieros. A partir de ahí se definen medidas y objetivos claros. Luego, se establece la estructura de gobierno para supervisar y cumplir esos objetivos, asignando responsabilidades tanto a nivel de Directorio como ejecutivo.
¿Qué particularidades del sector minero energético lo diferencian de otras industrias cuando se busca establecer una buena gobernanza corporativa?
Un reto que se observa especialmente en el sector minero es el enfoque de diversidad dentro del board cuando hablamos de gobernanza y sostenibilidad. En muchos casos, los lineamientos incluyen un equilibrio de género, es decir, asegurar la participación femenina en el Directorio. Sin embargo, en la industria minera, con su histórica presencia masculina, integrar este componente sigue siendo un desafío.
Además del género, otras categorías de diversidad también son relevantes, sobre todo en compañías que operan en zonas indígenas, como Newmont o Gold Fields. La diversidad es uno de los principales elementos que se monitorean y exigen en términos de gobernanza. En estos casos, se consideran criterios de etnia y raza, lo que agrega complejidad a la composición del Directorio. Por eso, es fundamental que el Directorio tenga directores independientes con conocimiento técnico en sostenibilidad: biodiversidad, descarbonización, calidad y accesibilidad del agua para comunidades. Integrar estos criterios es un desafío adicional del sector.
¿Cómo ha evolucionado el gobierno corporativo en los últimos diez años en el sector minero energético?
Creo que un catalizador en los últimos diez años ha sido que muchas empresas minero energéticas en nuestro país miden su gestión y desempeño en materia ambiental y social, así como la gestión de relaves, más allá de lo que exige el marco normativo peruano. Esto responde, en parte, a los estándares internacionales de la industria, como los de Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM, por sus siglas en inglés), que establecen requisitos específicos para la gestión de relaves y otros aspectos críticos.
Por ejemplo, la Asociación Canadiense de Minería tiene su propio marco para la gestión de relaves.
Las empresas buscan responder a estas certificaciones porque son exigencias del mercado y de grupos de interés específicos, como traders, clientes, inversionistas y financistas. Al cumplir con estas métricas, las compañías pueden acceder a instrumentos financieros “verdes”, incluyendo financiamiento ligado a desempeño en sostenibilidad, seguridad, agua y gestión de residuos.
De esta manera, se facilita este acceso, especialmente porque muchas empresas del sector minero ya cuentan con estrategias claras y objetivos definidos. Lo que el sistema financiero exige es la trazabilidad de esos objetivos. Por eso, contar con un sistema de control interno y procedimientos que garanticen la trazabilidad de los datos es un paso clave para acceder a capital mediante instrumentos verdes.
Este enfoque ha sido el punto de partida para que las empresas avancen en la implementación de procedimientos y controles de gestión del desempeño en sostenibilidad, fuertemente ligados al gobierno corporativo. Se han establecido estructuras de supervisión y aprobación a nivel de juntas y comités operativos, algo que no se veía hace diez años. Esto implica que, incluso en llamadas con inversionistas, los comités deben prepararse y contar con equipos especializados que puedan responder a preguntas sobre sostenibilidad.
¿Cómo contribuye una buena gobernanza a anticipar y manejar los riesgos sociales y políticos que enfrenta el sector, especialmente en contextos sensibles como los periodos electorales?
El pilar de gobernanza —junto con los pilares ambiental y social— implica transparencia, ética y rendición de cuentas. Los sistemas de relacionamiento con comunidades y mecanismos de reclamación permiten a las empresas anticiparse a riesgos sociales, incluso en contextos de elecciones. Esto incluye procesos de escucha y relacionamiento con las comunidades, así como mecanismos de reclamación; contar con canales de diálogo y mesas de rendición de cuentas a nivel local y nacional. Estos canales ayudan a mantener una actitud preventiva y a mitigar riesgos asociados a la conflictividad social —como los que pueden surgir en temporadas electorales—, en coordinación con autoridades regionales y municipales.
¿Cuáles son hoy los principales desafíos para que los directorios integren realmente la sostenibilidad en la toma de decisiones y en la gestión diaria de las empresas?
Por un lado, creo que hay mayor participación e involucramiento a nivel de las juntas en estos temas. Algo que va a ayudar mucho son las nuevas normas en materia de sostenibilidad y clima, que impulsan el cumplimiento y el compliance, lo que aumenta la participación de los Directorios.
Lo segundo es la integración. Muchas iniciativas, como economía circular, biodiversidad o gestión social, se han trabajado desde áreas específicas: Ambiental, Asuntos corporativos o Relaciones comunitarias. El nuevo sistema de sostenibilidad exige interconexión entre todas las áreas, incluyendo Finanzas, Contabilidad, Riesgos y Control interno.
El equipo de Control Interno es clave porque garantiza trazabilidad en la gestión de datos. Muchas empresas tienen avances en la preparación de informes de sostenibilidad, pero detrás de esos reportes puede haber riesgos de calidad y errores en la data, especialmente en compañías con operaciones dispersas en el Perú o en el extranjero. Contar con sistemas, infraestructura tecnológica y participación de áreas como Auditoría Interna es fundamental para automatizar procesos y asegurar el control y la trazabilidad de la información.
¿Cómo se pueden difundir estas buenas prácticas a la comunidad empresarial y a compañías más pequeñas?
He participado en comités y grupos de trabajo que comparten buenas prácticas de empresas grandes y medianas con la minería artesanal. También es importante abrirse a otros sectores, como agroalimentario, retail e industrias. Los espacios en cámaras de comercio y asociaciones son útiles para compartir experiencias, y se pueden aprender lecciones de otros países.
Por ejemplo, lo que ha logrado Codelco en Chile, siendo una empresa estatal, es impresionante. También en Brasil, la innovación y organización en la industria minera han avanzado mucho. Traer estas experiencias de otros países y adaptarlas sería lo más recomendable para fortalecer el aprendizaje y la implementación de buenas prácticas.
¿Por qué considera importante visibilizar los proyectos sostenibles del sector?
Me ha tocado revisar y acompañar a clientes en estos proyectos, y hay dos puntos importantes: uno es el reconocimiento, poder premiar estos proyectos no solo valora a las empresas, sino también el impacto positivo en las comunidades y el medio ambiente. Y, segundo, la difusión. Difundir los logros y hacer partícipes a la comunidad, clientes e inversionistas, mostrando el impacto real de las inversiones.
Un proyecto se evalúa en función del impacto logrado, no solo de números de beneficiarios, sino del cambio generado en educación, salud, desarrollo productivo o economía circular. Reconocer este impacto es fundamental y refleja el mérito de las empresas minero energéticas en el Perú.



