La industria cementera enfrenta un desafío significativo en materia de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) debido al uso intensivo de energía en la producción de clínker.
En Yura identificó este problema como una oportunidad para transformar su matriz energética y avanzar hacia una producción más limpia. Desde el 2023, iniciaron el coprocesamiento, reemplazando parte del carbón por aceites residuales industriales, neumáticos triturados y combustibles derivados de residuos. Esta sustitución pone en valor residuos que, sin un manejo adecuado, terminarían en botaderos o serían usados informalmente, generando impactos ambientales y riesgos para la salud.
El proyecto sigue la hoja de ruta global de descarbonización del sector cementero y coloca a Yura en un proceso de transición que ya muestra resultados.
Hasta la fecha se han incorporado más de cinco millones de galones de aceites residuales al proceso, y en el 2025 el coprocesamiento ya representa el 10% del combustible usado por la planta de Yura, por encima del promedio nacional. La meta es alcanzar el 30% al 2030. Además, evalúan nuevas fuentes de energía, como biomasa, cáscara de arroz o negro de humo, para ampliar el rango de residuos valorizables.
El impacto también se refleja en las emisiones de GEI. Entre el 2022 y 2024, la huella de carbono de fuentes fijas se redujo en un 18% y registra 482 kg de CO2 por tonelada de cemento equivalente, por debajo del promedio peruano. El uso de carbón se redujo en 19% entre el 2022 y el 2024. Asimismo, el porcentaje de clínker en el cemento bajó a 56% en el 2025, sustituyéndose por puzolana y otras adiciones naturales sin emisiones.
El proyecto se sustenta en alianzas con empresas proveedoras de residuos y en la gestión de combustibles alternativos a través de la firma Promotora de Economía Circular – Prodeci, consolidando un mercado emergente en el sur del país. Con ello, Yura busca liderar la valorización energética, reducir su huella ambiental y fortalecer la economía circular en el Perú.



