El Perú moderno no se entiende sin el desarrollo de sus recursos naturales. En la última década del siglo XIX, luego de la Guerra del Pacífico, el país apostó por reconstruir su economía sobre la base de las exportaciones. Fue en este contexto que, el 22 de mayo de 1896, durante el segundo gobierno de Nicolás de Piérola, se creó la Sociedad Nacional de Minería. Un Decreto Supremo dispuso dividir la entonces Sociedad Nacional de Agricultura y Minería en tres gremios independientes: Minería, Agricultura e Industrias.
Según relata el periodista peruano Luis Jochamowitz en Hombres, Minas y Pozos, el acta de instalación fue suscrita por una veintena de mineros independientes y representantes de compañías. La comisión redactora del reglamento estuvo presidida por Elías Malpartida —quien sería su primer presidente— e integrada por figuras destacadas como Eduardo de Habich, Jacobo Backus, Alejandro Garland y otros representantes de las principales regiones mineras del país.
En 1897, la joven institución recibió del Ministerio de Fomento su primer encargo: redactar un proyecto de Código de Minería. Fue aprobado en el año 1900 y representó un hito en la historia legal del sector. Por primera vez, la minería peruana contaba con un marco normativo en el que participaban sus representantes: ordenaba la legislación dispersa, protegía el derecho a la propiedad y estimulaba la inversión.
En 1902, bajo la presidencia de José María de la Torre, la Sociedad se consolidó como órgano de consulta del Estado. Durante quince años ininterrumpidos, publicó boletines técnicos y materiales especializados, reforzando su rol como entidad promotora del conocimiento minero.
Renacimiento, expansión y defensa gremial
Tras un período de receso, la SNMPE fue restituida oficialmente en 1940. Su junta de reinstalación, presidida por Eulogio Fernandini Clotet, se realizó en un edificio de la Plaza San Martín, y dos meses después fue reconocida formalmente por el gobierno de Manuel Prado. En ese periodo, el gremio acompañó negociaciones bilaterales clave con Estados Unidos, abogando por la reducción de restricciones logísticas e insumos, mientras el país enfrentaba las tensiones del comercio internacional durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1952, tras la aprobación de la Ley del Petróleo, la institución integró al sector hidrocarburos y pasó a llamarse Sociedad Nacional de Minería y Petróleo. Fue una etapa de reactivación de la inversión energética: empresas como Gulf Oil, Texas Petroleum y Richfield Oil Company llegaron al Perú atraídas por incentivos legales. Paralelamente, la Sociedad aportó activamente a la elaboración del nuevo Código de Minería (1950), calificado por su entonces presidente, Edgardo Portaro, como “un documento sencillo, moderno, justo y completamente de acuerdo con nuestra realidad”. En los años siguientes, la producción de cobre y plata se duplicó, y la de zinc y plomo prácticamente se triplicó.
Durante la dictadura militar de los años setenta, las relaciones entre el Estado y el sector privado fueron tensas. En 1974, un decreto retiró del nombre del gremio los términos “Nacional” y “Petróleo”, que serían restituidos en 1981 tras el retorno a la democracia con el gobierno de Fernando Belaúnde Terry.
Diversificación y liderazgo gremial
La década de los noventa marcó una nueva etapa. Bajo el Gobierno de Alberto Fujimori, la Sociedad participó activamente en la formulación de reformas claves como la Ley General de Minería (D.L. 109) y la Ley de Promoción de Inversiones en el Sector Minero (D.L. 708), que facilitaron la llegada de nuevas inversiones y sentaron las bases del crecimiento sostenido del sector.
En 1998, bajo la presidencia de Hans Flury, se modificó la razón social para incorporar al sector eléctrico, naciendo así la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE). La decisión reflejaba una mayor participación del rubro energético en la vida gremial y una visión de desarrollo integrado.
Desde entonces, la institución ha seguido fortaleciendo su presencia institucional con iniciativas como su Código de Conducta (2002), la campaña “Minería de Todos” (2018), la creación del Comité Sectorial de Proveedores (2019), y su rol activo durante crisis como el terremoto de Pisco, diferentes fenómenos de El Niño, la pandemia de la COVID-19 y el ciclón Yaku.
Otro frente de trabajo clave ha sido la lucha contra la minería ilegal, una actividad que ha generado graves impactos sociales, ambientales y económicos. La SNMPE ha reforzado su labor gremial en este ámbito, articulando propuestas normativas, promoviendo trazabilidad en la cadena de suministro y visibilizando los riesgos de la minería ilegal.
Una trayectoria con visión de futuro
A lo largo de los años, la SNMPE ha mantenido una postura firme frente a los desafíos del país, impulsando una visión gremial basada en la unidad, la defensa de la inversión privada y el fortalecimiento del Estado de derecho. En los momentos más críticos, como los años del terrorismo y la hiperinflación, el gremio supo consolidar un espíritu de cuerpo que permitió transformar sus propuestas en políticas de Estado.
Desde entonces, la SNMPE sostiene un trabajo continuo para construir un régimen tributario eficiente y equilibrado, que permita una mayor recaudación sin comprometer la sostenibilidad de las empresas. Asimismo, refuerza su rol como interlocutor técnico y social, comunicando con claridad el aporte de los sectores que representa, identificando las trabas que afectan la ejecución de proyectos y promoviendo la rendición de cuentas. En ese mismo camino, la SNMPE contribuyó a visibilizar el liderazgo de las mujeres en el sector, abriendo nuevas oportunidades y promoviendo una cultura de participación más diversa e inclusiva.
Actualmente, la SNMPE agrupa a más de 147 empresas (44 del sector minero, 26 de hidrocarburos, 25 eléctricas y 52 proveedores), que en conjunto representan más del 13% del PBI nacional.
Celebrar 129 años de existencia en el Perú es un ejercicio de memoria, pero también una afirmación de continuidad, compromiso y visión compartida. La SNMPE no solo ha acompañado los grandes procesos de transformación del país, sino que ha contribuido activamente a construirlos.