Según la encuesta anual del Instituto Fraser, realizado entre agosto y noviembre del 2020, el Perú se ubicó en el puesto 34 de 77 países en el Índice de Atractivo a la Inversión, cayendo 10 posiciones respecto del 2019.
Este índice se construye con la suma de lo obtenido en el Indicador de Potencial Geológico y el de Percepción de Política para cada país. En el caso del Perú, el resultado obtenido se explica por el retroceso en el Índice de Potencial Geológico (se pasó del puesto 12 al 30), mientras que se observó una ligera mejora en el Índice de Percepción de Política (del puesto 45 al 42).
En Latinoamérica, no solo el Perú se alejó de los líderes (Estados Unidos, Canadá y Australia), sino que otros competidores relevantes de la región, como Chile (puesto 30 en atractivo a la inversión) y México (puesto 42), también cedieron posiciones. Chile tuvo retrocesos en ambos índices, con lo cual perdió su liderazgo en atracción minera, siendo superado por Colombia (puesto 28).
Según el reporte del área de Estudios Económicos de la SNMPE, el país cafetero ha dado un salto importante en el último informe del Instituto Fraser, impulsado por una notable mejora en su Potencial Geológico (subió del puesto 52 al 13 entre el 2019 y el 2020), aunque su índice de Percepción de Políticas cayó ligeramente (del puesto 57 al 59).
Detalles importantes
En potencial geológico, el Perú ha perdido competitividad. Mientras que en el 2018 estaba cerca de los países líderes (puesto 8), en el 2020 se ubica en el puesto 30, lo cual refleja el hecho de que cada vez menos encuestados consideran que la riqueza geológica de nuestro país incentiva la inversión en exploración.
“Esto se da, precisamente, en un contexto de menor inversión en exploración, actividad clave para descubrir nuevas reservas y así potenciar nuestro atractivo geológico”, comenta el reporte de la SNMPE.
En el aspecto de las políticas, comparando el desempeño del país en las 15 variables de la encuesta, se observa que el Perú se desempeña mejor en cuanto a disponibilidad de mano de obra, pero pierde competitividad en los aspectos referidos a los acuerdos socioeconómicos y la estabilidad política, siendo estos los elementos que más disuaden a la inversión.