La Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) organizó, como parte de las actividades del Comité de Asuntos Sociales, una exposición sobre dos casos de buenas prácticas de responsabilidad social empresarial con enfoque territorial. Dicha sesión contó con la participación de representantes de Anglo American Quellaveco, Mitsubishi y la Corporación Financiera Internacional, que mostraron la iniciativa “Moquegua Crece”; mientras que los de Repsol y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo mostraron su intervención en los pueblos indígenas de Megantoni (Cusco) para ayudarlos frente a la COVID-19.
Moquegua Crece
En la primera, González explicó que se busca fortalecer el rol del sector público y de la sociedad civil para gestionar, de manera más efectiva y trasparente, la inversión pública alineada a las necesidades de la población. En cuanto al desarrollo de cadenas de valor, se busca fortalecer el sistema productivo y de servicios de Moquegua. Al momento, se han identificado diez cadenas con potencial de escalamiento, donde destacan el manejo hídrico sostenible, agricultura de alto valor, acuicultura, turismo nicho y clúster minero, entre otros. En cuanto al uso sostenible de los recursos naturales, se fomentará su gestión integral, responsable, eficiente y sostenible, protegiendo los ecosistemas y recursos hídricos.
“Estamos colaborando con el Planeamiento Institucional al 2030, con la última metodología del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN), que incorpora como base del desarrollo al enfoque territorial. Debemos estar alineados todos porque no es un plan del gobierno regional, sino del territorio, y que nos debe dar la visión de desarrollo de la región en el largo plazo, con la que todos debemos colaborar. Este planeamiento debería estar finalizado en enero del 2022”, aseguró González.
Recuperación en Megantoni
Lady Cotrina, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), expuso a su turno sobre la protección social y la recuperación de los pueblos indígenas ante la pandemia de COVID-19 en Megantoni, Cusco. Ello, como parte del Acuerdo de Cooperación firmado con Repsol este año y que busca promover el apoyo en las diversas respuestas a la emergencia sanitaria.
Cotrina explicó que a inicios de la pandemia la situación de la COVID-19 en las comunidades indígenas estaba siendo subestimada y que no recibían la atención necesaria, entre otras cosas, porque la información no llegaba a los tomadores de decisiones de manera precisa y por la débil coordinación entre Gobierno, empresa y sociedad civil. En respuesta a esto PNUD desarrolló con el apoyo de diversos aliados cinco pilotos a nivel nacional para la respuesta al COVID-19. Uno de estos pilotos se implementó en el distrito de Megantoni en alianza con Repsol.
Para esta iniciativa, se abordó la lucha contra la pandemia en tres ejes. El primero fue el fortalecimiento de la coordinación multisectorial y multiactor a nivel territorial, que buscó fortalecer los espacios de diálogo y de coordinación para implementar un plan territorial. En este punto se resalta la reactivación del Comando COVID-19 Indígena del Cusco y la elaboración de un plan público privado para respuesta y recuperación a la pandemia. Dicho plan necesitó de una elaboración colectiva tanto del problema, sus causas, efectos y líneas de acción en cuanto a protección social, economía verde e inserción digital.
El segundo eje fue el fortalecimiento de los pueblos indígenas para la participación efectiva en la respuesta y la recuperación, que tuvo que ver con el fortalecimiento de las organizaciones o federaciones indígenas en el marco de la coordinación con otros actores. Aquí, Cotrina resaltó una serie de actividades como difusión de microprogramas radiales Respira Amazonía o la implementación de un sistema de información para alertas COVID-19, entre otros.
El último eje fue la mejora en el acceso y uso de la información por actores públicos y privados para la toma de decisiones, que estableció un análisis de la situación e implementación de medidas institucionales y comunitarias en el territorio para tomar acciones en la atención y respuesta oportuna.
Trabajo conjunto
“[Este es] el camino para relacionar a las empresas con los territorios, pero también de mejores oportunidades para la gente. Estas experiencias podrían hacerse con otras actividades económicas, que funcionen con este rol de ‘catalizador’, aunque me gustan más las palabras de ‘motor’ o ‘animador’, porque su papel es mucho más dinámico”, explicó Raúl Molina, exviceministro de Gobernanza Territorial de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM).
Según el experto, los casos de Moquegua y Cusco muestran que “se puede usar el mismo camino”. “Hay constantes y criterios que están presentes en ambas y son las claves de lo que debemos comenzar a entender. Por ejemplo, para conducir estas iniciativas se necesita una estrategia multiactor, como organizaciones indígenas y organismos desconcentrados de los gobiernos, ONG y la empresa privada”, añadió.
Por su parte, José Carlos de Piérola, exconsultor senior del grupo especial de Minería, Geotermia e Hidrocarburos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), aseguró que es un reto lograr que estos esfuerzos sean compartidos y que participe el Gobierno Regional. “[Hay que lograr que] las inversiones tanto privadas como públicas [trabajen juntas], lograr mejoras y un desarrollo integral”, dijo, a la vez que comentó que “[para este tipo de iniciativas] hay un actor más que involucrar: el Ministerio de Energía y Minas”, concluyó.
