Por María Julia Aybar
Country Manager de Hunt Oil y presidenta del Comité de Hidrocarburos de la SNMPE.
Hablando del tan ansiado crecimiento económico y de la necesidad de promover la inversión privada para dicho fin, vale preguntarse: ¿qué tan atractivos somos en nuestro sector de hidrocarburos para atraer la millonaria inversión que se requiere?
Primero, debemos mirar nuestros recursos geológicos y, si bien no somos Arabia Saudita o Rusia – donde las posibilidades de encontrar y extraer petróleo y gas son altísimas – sí contamos con cuencas hidrocarburíferas donde existe posibilidad de encontrar hidrocarburos. A la fecha, de las 18 cuencas hidrocarburíferas que existen en nuestro país, solo 5 han sido exploradas y vienen produciendo hidrocarburos, eso significa que sí somos un destino que podría resultar atractivo dado que aún hay espacio para buscar, encontrar y monetizar recursos fósiles. Sin embargo, también debemos tener en cuenta las condiciones que ofrecemos como país para que invertir millonarias sumas de dinero en una actividad de riesgo, sea realmente atractivo. Es justamente en este punto donde no estamos bien; me atrevo a decir que en los últimos años hemos empeorado.
Hubo una época en la que fuimos capaces de tener 68 contratos de exploración, atrayendo grandes inversiones al país generando mayores posibilidades de hacer un gran descubrimiento como lo fue en su época Camisea, pero esa situación se ha revertido al punto que hoy solo tenemos 5 contratos de exploración disminuyendo al mínimo nuestras posibilidades de éxito. Pero,¿qué pasó? Creo que son varios factores que se han ido sumando en los últimos años, como por ejemplo las condiciones económicas impuestas por nuestro marco legal, como regalías e impuestos, que nos hacen menos competitivos que otros países de la región con similar o mejor potencial geológico; la excesiva permisología que nos ha llevado al punto en el cual para iniciar un proyecto de hidrocarburos pueden pasar entre 7 y 10 años, mientras que en otros países puede lograrse en menos de la mitad del tiempo; el conflicto social, el cual no solo evita la aprobación de proyectos nuevos sino que paraliza los que están en operación y que en los últimos años ha tenido más un origen relacionado a la falta de presencia del Estado que a un problema propio de la industria o del relacionamiento con el inversionista y; finalmente, la proliferación de áreas naturales protegidas donde se limita el desarrollo de actividades de hidrocarburos aun cuando se ha demostrado que con las nuevas tecnologías es totalmente viable la coexistencia de ambas actividades. No puedo dejar de mencionar que otro factor que afecta nuestra competitividad es la inseguridad que prácticamente se ha convertido en criminalidad con impunidad. Esto y otros factores más hacen muy difícil que podamos atraer a esas grandes empresas que dicen deben ser las que deberían venir a nuestro país a invertir en el sector.
No dejemos que se nos pase el tren, hagamos los cambios y mejoras necesarias para que volvamos a ser competitivos en el sector y así podamos atraer la inversión privada que tanto necesita nuestro país.
Fuente: El Comercio