Con el XVI “Foro Anual – TICAR” a la vuelta de la esquina, Eduardo Rojas y Juan Diego Rodríguez, presidente y vicepresidente del Comité de tecnología e innovación de la SNMPE, respectivamente, anticipan una edición 2025 impactante. Incluirá una perspectiva estratégica sobre la inteligencia artificial, la construcción de ecosistemas digitales y la generación de valor en una industria que enfrenta retos urgentes como la gobernanza de datos, la ciberseguridad y la adopción una cultura digital.
¿Cuáles serían las novedades que se van a destacar en esta edición del TICAR? ¿Qué temas, actividades y enfoques marcarán esta edición?
Eduardo Rojas (ER): El TICAR siempre ha sido un espacio para traer los avances en desarrollo tecnológico en minería, energía y petróleo. Este año, el gran protagonista es la inteligencia artificial (IA) cuyas aplicaciones están transformando radicalmente los procesos operativos y de toma de decisiones. Además, profundizaremos en temas esenciales como la gobernanza de datos, estableciendo marcos normativos que aseguren información confiable y segura. Otro eje clave será la interoperabilidad, porque necesitamos que los datos de todas las áreas estén interconectados para obtener mejores análisis y resultados. Aunque TICAR se celebra una vez al año, el Comité de Tecnología e Innovación de la SNMPE mantiene un trabajo continuo a lo largo del año, analizando tendencias, problemas y retos del sector, asegurando que cada edición del evento esté alineada con las necesidades y prioridades actuales de la industria.
Juan Diego Rodríguez (JDR): Complementando lo anterior, en esta XVI edición del TICAR queremos que las empresas lo vivan de forma muy práctica. Por ello, hemos diseñado una agenda que combina una charla magistral que brinda el marco teórico y las mejores prácticas del mercado con sesiones ejecutivas centradas en casos de éxito y experiencias reales. Abordaremos temas de vanguardia, como la IA, así como otros aspectos que generan debate, como el rol actual de la mujer en la industria minero energética. Para nosotros, la participación de las empresas es clave: ya no solo como proveedores, sino como protagonistas que muestran cómo han enfrentado sus desafíos, convirtiéndose en generadoras de conocimiento que enriquecen a todo el sector.
¿Cuáles consideran que son los desafíos más urgentes que enfrenta hoy la industria minero energética en innovación tecnológica?
ER: Uno de los grandes retos viene de la transición energética, que exige producir cuatro veces más minerales. Para cumplir con eso necesitamos ser más eficientes, explorar nuevos recursos y operar de forma sostenible. Pero, además, debemos trabajar mejor la gestión de la información: estructurar los datos para que formen parte del ADN organizacional y que permitan convertir el conocimiento en valor tangible, de modo que la inversión tecnológica deje de percibirse como un gasto y se reconozca como una inversión estratégica que ofrece retorno.
JDR: Coincido, y agrego que un reto estructural es la ausencia de un marco de políticas públicas para la innovación. Hoy, muchas iniciativas dependen de esfuerzos empíricos y del entusiasmo individual. Necesitamos contar con una estrategia articulada que fomente la investigación y el desarrollo (I+D), que cuente con el respaldo de la alta gerencia, del Gobierno y de las organizaciones científicas, y que disponga de fondos y recursos suficientes para materializarse.
¿Cuál consideran que debe ser el papel del Gobierno y de las empresas para impulsar la innovación en el sector?
JDR: El Gobierno debe establecer las pautas y las condiciones que permitan a las empresas invertir en innovación. Por su parte, las empresas tienen que definir sus áreas estratégicas, asignar recursos —no solo financieros, sino también tiempo, talento y herramientas— y establecer claramente los beneficios que buscan alcanzar. Innovar no es solo generar ideas, es traducirlas en valor tangible.
ER: De acuerdo. El Gobierno debe marcar las directrices; la empresa privada, financiar y aplicar; y la Academia, aportar investigación y desarrollo. En la región ya hay ejemplos exitosos, como Chile, donde esta sinergia entre los tres sectores ha generado avances concretos, especialmente en innovación y ciberseguridad. Nosotros queremos que en el Perú se formen estos ecosistemas de colaboración, porque son fundamentales para impulsar la innovación que necesitamos.
Entre las tecnologías emergentes, como automatización, analítica avanzada, gemelos digitales, IoT, robótica, entre otras, ¿cuáles consideran que tendrán mayor impacto en el sector minero energético?
ER: Las mayores oportunidades están en las áreas core: producción, operaciones y control, donde se logran los beneficios más inmediatos. Pero no hay un único modelo, cada empresa tiene realidades, necesidades y prioridades diferentes. La clave es adaptar la adopción tecnológica al contexto particular, identificando dónde se genera el mayor valor y cómo integrarlo para maximizar resultados.
JDR: Así es. En automatización, por ejemplo, ya tenemos plataformas que necesitan evolucionar. La IA generativa abre un campo especialmente potente, porque no se trata solo de comprar soluciones externas, sino de desarrollar capacidades propias. Hay tecnologías ambiciosas que permiten saltos transformadores en lo que las empresas pueden lograr, siempre con la mirada puesta en crear valor sostenible.
Respecto de la IA, ¿cuál es el rol que cumple en el sector minero energético y qué barreras se presentan?
ER: La IA es clave para eliminar tareas repetitivas, impulsar eficiencias, reducir tiempos y volvernos más predictivos. Pero enfrentamos barreras: primero, asegurar un uso adecuado de los datos, con una gobernanza que aún no está plenamente incorporada en las empresas; segundo, convertirnos en organizaciones realmente data-driven, capaces de tomar decisiones basadas en información confiable. Además, es fundamental que las organizaciones evolucionen para integrar y aprovechar estas tecnologías.
JDR: En el sector eléctrico lo vemos con ejemplos muy concretos. Antes se hacía mantenimiento preventivo programado cada cierto tiempo; ahora, gracias al machine learning, podemos hacer mantenimiento predictivo, actuando solo cuando detectamos señales de falla. Eso requiere sensorizar las plantas, automatizarlas, capturar datos, analizarlos y generar inteligencia. Con ello, reducimos paradas, aumentamos ingresos y rentabilidad. También usamos drones y Google Glasses para inspeccionar instalaciones remotas, evitando desplazamientos riesgosos.
¿Cuáles son los principales riesgos y brechas en ciberseguridad y qué acciones son claves para proteger los activos críticos?
ER: Así como la IA potencia nuestras operaciones, también potencia a la ciberdelincuencia, que muchas veces nos lleva la delantera. La ciberseguridad ya no es solo responsabilidad de los departamentos de tecnología, sino de toda la organización. Los Directorios deben entender que es un riesgo estratégico. Además, el eslabón más débil sigue siendo el factor humano, por lo que necesitamos estrategias sólidas de concientización y un análisis profundo de los aspectos éticos vinculados al manejo de datos.
JDR: Exacto. El sector minero energético es particularmente atractivo para los ciberatacantes. Hoy, las empresas están más expuestas que nunca, porque los hackers han evolucionado. Mientras más avanzamos tecnológicamente, más se multiplican los puntos de exposición, sobre todo por la convergencia entre las Tecnologías de la Información (IT) y las Operacionales (OT), lo que puede generar vulnerabilidades críticas, incluidas posibles paradas operativas.
¿Cómo imaginan que será la industria minero energética en los próximos diez años gracias a la evolución tecnológica?
JDR: Tenemos que ser realistas: todas las tecnologías cambian, y lo harán cada vez más rápido. Necesitamos construir una cultura digital genuina, que nazca adentro de las organizaciones, sin esperar soluciones mágicas desde afuera. Tenemos que actuar de manera agremiada, colaborativa, para generar valor de forma sinérgica y sostener una visión compartida del futuro del sector. El reto más grande será alinear a las personas a ese crecimiento digital.
ER: En diez años veremos transformaciones profundas, especialmente gracias a la IA, cuyas capacidades ya se están multiplicando a velocidades impresionantes. Imagino operaciones antes imposibles volviéndose realidad: desde la extracción de minerales que no imaginamos hoy hasta el procesamiento de tierras raras. Tendremos minería altamente automatizada, casi autónoma, con decisiones basadas prácticamente al 100% en datos, sostenibilidad reforzada y una responsabilidad ambiental y de seguridad que marcará la diferencia. Para lograrlo, es imprescindible fortalecer los ecosistemas de colaboración entre Gobierno, empresa privada y la Academia.