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El aporte de las empresas minero energéticas al desarrollo sostenible

Las empresas del sector minero energético están pasando de la mitigación a la transformación: impulsan la inversión social de largo plazo, elevan su ambición climática y fortalecen sus modelos de gobernanza. Sus proyectos muestran impactos medibles en educación, infraestructura, energía renovable y transparencia corporativa, y delinean una agenda que apunta a un 2030 más sostenible y competitivo.

ENEL

El sector minero energético ha consolidado una agenda de sostenibilidad que ya no se limita a mitigar impactos: busca transformar territorios, cerrar brechas históricas y elevar estándares ambientales y de gobernanza.

Las empresas agremiadas a la SNMPE y consultadas para este informe coinciden en tres tendencias claras: inversión social de largo plazo, ambición climática en sus proyectos ambientales y modelos de gobernanza que apuntan a una mayor transparencia y articulación multiactor.

DESARROLLO SOCIAL Y TERRITORIAL

La sostenibilidad en el sector empieza por mejorar la calidad de vida y cerrar brechas estructurales en educación, salud, empleabilidad y producción. Ese empeño se traduce en iniciativas de gran escala —obras de infraestructura, fondos rotatorios, programas educativos y proyectos productivos— que combinan inversión, formación y asociatividad local.

Komatsu-Mitsui apuesta por la formación técnica: su programa TEC, en alianza con Senati, ha formado a más de 3,100 jóvenes y graduado a 693 estudiantes hasta el 2024, con un 73% de inserción laboral en los primeros seis meses. Destacan, además, sus políticas para incorporar mujeres en áreas operativas —un hito fue que más de diez técnicas armaron completamente un camión Komatsu 980E-5SE— y la compensación de su Huella de Carbono Alcance 2 mediante proyectos comunitarios.

Ferreyros, a su vez, invierte en formación técnica y obras públicas: cerca de S/ 300 millones en 18 proyectos de Obras por Impuestos que benefician a más de 260,000 personas, junto con programas de capacitación a más de 100,000 personas en la última década y un enfoque sostenido en inclusión y desarrollo de proveedores.

En el sector eléctrico y de servicios públicos, hay casos igualmente concretos. Luz del Sur, a través de Inland Energy, opera centrales hidroeléctricas (Santa Teresa I, de 104 MW), plantas solares (Majes y Repartición, con 40 MW) y parques eólicos (Marcona y Tres Hermanas, con 129 MW), y entre mayo del 2023 y septiembre del 2025 su flota eléctrica evitó el uso de más de 79,000 galones de combustible, evitando la emisión de 562 toneladas de CO2eq.

Fenix Power, por ejemplo, asegura el suministro gratuito de agua desalinizada en Chilca para más de 8,000 personas desde el 2015 y programas sanitarios que en el 2024 lograron que el 71.9% de niños monitoreados se recuperaran de la anemia.

ISA Energía ha implementado proyectos como “Huertos en línea” y el “Jardín medicinal Praderas de Vida”, recuperando más de 40,000 m² degradados para la producción local y aumentando los ingresos familiares hasta en 200% mediante la adopción de cultivos nativos. Kallpa Generación ha duplicado los ingresos agrícolas en su área de influencia con sus proyectos productivos, fomentado el emprendimiento femenino, y ha elaborado Planes de Desarrollo Concertado en coordinación con autoridades y CEPLAN.

En hidrocarburos, Primax destaca por sus programas sociales y de inclusión laboral —Somos Energía, Mujeres Estrella— y la masificación del GNV/GNL como un aporte a una movilidad más amigable con el medio ambiente.

Cálidda, además, subraya la masificación del gas natural como su iniciativa de mayor impacto, con más de US$ 430 millones invertidos entre el 2022 y septiembre del 2025 y una inversión total acumulada superior a los US$ 1,700 millones en la conexión de hogares e instituciones a la red púbica de gas natural. “Buscamos la prosperidad compartida. Por eso, en los últimos cinco años la inversión social de Cálidda supera los US$ 2,900 millones, de los cuales más de 13% fueron recursos apalancados en alianzas con organizaciones públicas y otras empresas privadas. Con estas contribuciones hemos logrado cambiar la vida de los beneficiarios de nuestros distintos programas sociales y fortalecimos nuestro compromiso con entornos más verdes y sostenibles”, informa Jackeline Tapia, subgerente de Sostenibilidad de Cálidda.

Sodexo y PwC ejemplifican el aporte desde los proveedores del sector minero energético. A través de los programas Ayni y Waste Watch (Sodexo) conectan cadenas productivas y reducen el desperdicio alimentario; mientras que PwC asesora a sus clientes en la medición de riesgos climáticos y el acompañamiento en ruta hacia los compromisos Net-Zero, y en una mayor transparencia.

Compañía Minera Antamina destaca proyectos que son emblemáticos por su escala y por el trabajo conjunto con la comunidad: el Colegio de Alto Rendimiento (COAR) Áncash, con una inversión de US$ 113 millones, que brinda educación de excelencia a jóvenes de toda la región; y el sistema de agua y saneamiento en Huarmey, con una inversión de US$ 222 millones, que mejora la salud pública y la calidad de vida de cientos de familias. Para la minera ancashina, las Obras por Impuestos (OxI) “representan una estrategia de desarrollo sostenible y de valor compartido”, impulsando infraestructura y capacidades institucionales.

Anglo American, por su parte, combina educación, productividad y tecnología. Su programa Reimagina, en alianza con UNESCO, ya benefició a más de 1,900 estudiantes y 160 docentes en 29 instituciones de Moquegua; y AgroQuellaveco, un fondo rotatorio, ha financiado a más de 430 productores rurales, generando 40,000 jornales de trabajo —el 42% a cargo de mujeres—, promoviendo la autonomía y la seguridad alimentaria. Además, la incorporación de su flota autónoma de camiones y de su Centro Integrado de Operaciones, el “cerebro” que controla la mina sureña, elevan estándares de seguridad y abren espacio a la contratación de perfiles técnicos diversos, incluidas operadoras mujeres.

Asimismo, UNACEM suma impacto acumulado: más de 2 millones de personas beneficiadas en 25 años a través de programas como “Vida primero” (seguridad y salud ocupacional), “Aguas que transforman vidas” (agua y saneamiento para más de 220 familias) y “Patios que educan” (1,300 estudiantes). También protege más de 1,000 hectáreas en Áreas de Conservación Privada, y sus negocios han contribuido a obras de infraestructura regionales de alto impacto.

AMBICIÓN AMBIENTAL

La agenda climática del sector converge también en la descarbonización, la electrificación, la economía circular y la restauración. Las acciones son heterogéneas, pero apuntan a metas compartidas: energía renovable, reducción de emisiones y gestión hídrica.
Anglo American opera con energía 100% renovable en sus operaciones y desarrolla programas de reforestación y sistemas ambientales. UNACEM reduce sus emisiones por tonelada producida y mantiene más de 1,000 ha de conservación entre el Perú y Ecuador. Luz del Sur avanza en electrificación de su flota y en proyectos solares/eólicos que, entre el 2023 y el 2025, evitarán emisiones estimadas en 560 toneladas de CO2.

ISA Energía también reportó una reducción de 345 toneladas de CO2 en el 2024; Fenix Power instaló la primera planta de hidrógeno verde en una central eléctrica del país y, según Saúl Marín, subgerente de Sostenibilidad, su mayor desafío es “avanzar en la transición energética responsable del país”, ampliando su portafolio de generación con tecnologías renovables como la eólica y solar.

La firma de ingeniería Weir, por su parte, reporta una reducción equivalente de 440,000 toneladas de CO2e a nivel global en el 2024 y señala inversiones de más de £ 20 millones en sostenibilidad desde el 2020. “En el Perú, estas inversiones se reflejan en la adopción de soluciones sostenibles en varios proyectos clave”, afirma Juan Daniel Rojas, su Managing Director.

Además, varias empresas impulsan la economía circular y la eficiencia energética: Weir con la tecnología de Rodillos de Molienda de Alta Presión (HPGR), que reduce el consumo energético en procesos de reducir el tamaño de los minerales hasta en 40%; Ferreyros, con la reconstrucción de maquinaria, que evitó más de 3,400 toneladas de chatarra en los últimos dos años; y KMMP con la obtención de su certificado I-REC para compensar emisiones de Alcance 2.

“El verdadero valor radica en integrar los distintos aspectos: si no abordamos lo social junto con lo ambiental y la gobernanza, entonces no estamos hablando de sostenibilidad […] No podemos analizar los impactos de manera aislada. La sostenibilidad requiere cerrar brechas de desarrollo social, incorporar el componente ambiental, integrar a los actores del territorio y estructurar plataformas de gobernanza”, reflexiona Cecilia Rabitsch, vicepresidenta de Asuntos Sociales, Medio Ambiente y Sostenibilidad de ENGIE Energía Perú.

GOBERNANZA Y TRANSPARENCIA

El fortalecimiento de los códigos de conducta, canales de denuncia y formación anticorrupción es hoy un requisito operativo. Empresas como ISA Energía reportan 100% de colaboradores capacitados en políticas anticorrupción; UNACEM actualizó su Sistema Integral de Cumplimiento; y Primax obtuvo la certificación trinorma ISO 9001, 14001 y 45001, además de registrar cero casos de corrupción reportados en su gestión más reciente, señala Gina Vega, gerente de Asuntos Corporativos.

Sodexo, por su parte, implementó el canal Speak Up para denuncias, disponible para todos colaboradores, clientes y proveedores. “[Es] una muestra inequívoca de nuestra preocupación por actuar siempre bajo estrictos lineamientos de conducta de negocio responsable”, señala Juan Montoya, Country Managing Director de Sodexo Perú.

Kallpa sintetiza su mirada corporativa: “Los códigos de conducta, ética y anticorrupción son pilares de nuestra cultura corporativa y han permitido fortalecer relaciones de confianza con autoridades, comunidades y aliados estratégicos. Esta estructura de gobernanza asegura la coherencia entre los ejes social, ambiental y económico, promoviendo una toma de decisiones responsable, basada en el diálogo y la transparencia”, explica Luis Alburqueque, gerente de Gestión Social de Kallpa.

ISA Energía, por su parte, destaca el Programa Empresarial de Ética y Cumplimiento, que ha logrado capacitar al 100% de los colaboradores en políticas anticorrupción y uso responsable de la Línea Ética, detalla Cecilia Tagata, subgerente de Sostenibilidad y Comunicaciones.

Ferreyros, por su parte, aplica el principio ‘cumple o explica’ para visibilizar su gestión ante 9,500 accionistas, y Sodexo y PwC enfocan parte de su oferta en la medición y la transparencia, tanto interna como para clientes y proveedores

“Comunicamos de manera transparente el grado de cumplimiento de cada principio de Buen Gobierno Corporativo. Este enfoque fortalece la confianza de nuestros accionistas, al visibilizar nuestra gestión y compromiso con las prácticas de gobernanza con una buena gestión de control y un sólido proceso de cumplimiento”, explica Patricia Gastelumendi, gerente corporativa de Finanzas de Ferreycorp.

RETOS HACIA EL 2030

Para el próximo quinquenio las empresas proyectan una agenda marcada por la descarbonización, la gestión sostenible del agua, el fortalecimiento de capacidades locales y la modernización de la gobernanza.

Los desafíos son concretos: para Anglo American, por ejemplo, gestionar el agua en todo su ciclo. Como señala Tamiko Hasegawa, su gerente de Sostenibilidad e Innovación, avanzar hacia “una minería regenerativa, que no solo minimice impactos, sino que restaure ecosistemas y promueva el desarrollo territorial sostenible”.

Antamina también tiene el desafío de avanzar hacia una minería regenerativa con una mayor eficiencia hídrica; para el Grupo UNACEM, en palabras de María Luisa Ángeles, su gerente Corporativo de Sostenibilidad, “acelerar la transición hacia la descarbonización total de nuestras operaciones”; para Luz del Sur, ampliar la integración de renovables y la electrificación de flotas; mientras que para KMMP se trata de consolidar su carbono-neutralidad al 2030, asevera Mirtha Rodríguez, directora corporativa de HSSEQ y Sostenibilidad.

Otras metas señaladas incluyen reducir emisiones en cadenas de suministro, indica Juana Mollo, Socia Líder de Human Capital y Responsabilidad Corporativa de PwC; y, para Sodexo, fortalecer la transparencia en proveedores y medir impactos sociales con rigor. Ferreyros prevé reducir en 15% las emisiones de categorías 1+2 y evitar 10,000 toneladas de chatarra mediante reconstrucción de maquinaria; ISA Energía, por su parte, continúa ampliando programas territoriales con metas de reducción de 800 toneladas de CO2e respecto del 2019; y Kallpa prioriza la autonomía económica del agricultor como pilar de sostenibilidad territorial.

Así, el sector minero energético presenta hoy una caja de herramientas amplia —OxI, fondos rotatorios, programas educativos y productivos, electrificación, economía circular y plataformas de gobernanza— que, combinadas, buscan traducir la inversión privada en desarrollo territorial sostenible.

Los ejemplos citados muestran que la estrategia no es solo reducir su huella ambiental, sino construir capacidades, institucionalidad y cadenas de valor locales.

El 2030 no es simplemente un horizonte temporal: es un punto de inflexión donde la evidencia del impacto (infraestructura, empleabilidad, educación, salud y reducción de emisiones) deberá demostrar que la competitividad y la sostenibilidad pueden avanzar de la mano. Las empresas tienen ya proyectos concretos que lo prueban; la tarea pendiente es escalar, armonizar indicadores y consolidar una gobernanza que garantice que los resultados perduren en el tiempo.