“Hay un acuerdo global para reducir la generación de energía alta en carbono. Y a la par, el consumo mundial de energía crece de manera espectacular: al 2050 se estima que llegará a 64 Tera watts”, explica Rómulo Mucho, exministro de Minas, para explicar la urgencia de repensar las fuentes de suministro. “Antes era el carbón, el petróleo y la hidroelectricidad. Ahora estamos en una revolución de la transición energética, y esto trae consigo la demanda de metales. Desde el 2021, la Agencia Internacional de Energía reconoce en un informe histórico el rol de los minerales críticos en la transición hacia las energías limpias”, añade.
Según Mucho, la definición de minerales críticos responde a riesgos de suministro y a la alta sensibilidad del mercado: “Inicialmente, Estados Unidos definió 17, Europa casi 30, China también. Hoy ya todos están más o menos alineados en casi 30 minerales críticos”. Entre ellos, destaca el níquel, litio, cobalto, grafito y las tierras raras. De la lista del Banco Mundial de 17 elementos críticos , el Perú produce 8.
Litio en pausa
El exministro Mucho subraya la relevancia del litio en roca descubierto en el Perú: “Ha sido una noticia muy halagadora, pero por desconocimiento o mala gestión se ha retrasado. El proyecto tenía avances serios para empezar a construir la mina, con inversiones de US$ 800 millones y US$ 1,500 millones en dos etapas, para producir de 50 mil a 60 mil toneladas de carbonato de litio al año.
Por eso, el Perú está llamado a ser un jugador muy importante, no solo en cobre, también en litio y en otros metales como zinc o tungsteno. Además, los precios del oro y la plata se han disparado, y eso ha incrementado el valor de nuestras exportaciones mineras, que hoy llegan a casi US$ 48 mil millones”.
“Sí, tenemos litio que podríamos producir en los próximos años —a diferencia de Argentina, Chile y México, se trata de litio en roca— y también carbón”, coincide Henry Luna, exviceministro de Minas. “En Áncash, Oyón y La Libertad producimos carbón, pero se ha encontrado la posibilidad de grafito, otro elemento muy buscado al igual que el litio. Y, por supuesto, nuestro aporte principal ahora es el cobre, uno de los elementos estratégicos más requeridos para el cambio de la matriz energética”, agrega.
Ventaja competitiva
El Perú se mantiene como uno de los principales productores mundiales de cobre, con el potencial de recuperar el segundo puesto con la entrada en operación de nuevos proyectos. En la actualidad, hay 36 proyectos cupríferos en distintas etapas de desarrollo, por una inversión de US$ 29 mil millones, clave para el avance a etapas de construcción en el corto plazo.
“Nuestro país cuenta con las segundas mayores reservas de cobre del mundo, costos más bajos que otras jurisdicciones, mano de obra calificada, un marco legal estable y predecible para los inversionistas, lo que facilita el acceso a capitales y la ejecución de proyectos, entre otras ventajas competitivas. Todo ello le permite ser un actor clave en la transición energética y en el suministro de este mineral para el futuro”, explica Marcial García, socio de impuestos de EY Perú.
Sin embargo, la mayoría de los proyectos se encuentra en una etapa previa de ingeniería de detalle, factibilidad o prefactibilidad y no es posible estimar cuándo se iniciará la producción de manera certera. “Definitivamente, el Perú tiene un reto para poder aprovechar el superciclo futuro, para lo que este pipeline debería trabajarse de manera activa por parte del Estado también, procurando impulsar y destrabar estas inversiones para que estos proyectos puedan entrar en operación cuanto antes”, afirmó García.
Retos y oportunidades
“En la última década se han estancado varios proyectos, probablemente por cambios de Gobierno y políticas públicas”, coincide Mucho. “Falta desarrollar una cultura minera y, además, los conflictos medioambientales, sociales y económicos retardan el desarrollo de los yacimientos”, agrega. Por eso, alerta, hoy un proyecto minero puede tardar décadas. “Esto es una llamada de atención al Gobierno: tenemos que cambiar la forma de incentivar y promover los proyectos. Para eso necesitamos ya una nueva política minera”, manifestó.
Pero no solo eso. Luna agrega que el potencial geológico del país se enfrenta a limitaciones estructurales: “Tenemos una mineralización muy variada, con ocho elementos que ya producimos y que son demandados para la transición energética. Pero muchos de estos elementos son subproductos: están en los relaves polimetálicos, en los concentrados que exportamos, o en las rocas de hierro que van a China”.
En ese sentido, para Luna el problema es que el Perú no tiene plantas, refinerías ni fundiciones para extraerlos: “Podemos contar con una mano las instalaciones: Ilo, Cajamarquilla, Funsur en Ica, y un par de refinerías más. Ninguna está diseñada para recuperar estos elementos críticos. Mientras no tengamos una política para desarrollar plantas y refinerías, no podremos obtenerlos, aunque estén identificados”.
Esta brecha también abre una oportunidad para que el Perú impulse su propia capacidad de refinación y genere mayor valor agregado en el país. “Ya en los levantamientos geoquímicos se ha ubicado la presencia de estos elementos en todo el territorio nacional. Pero como no tenemos la capacidad de extraerlos, se van en los concentrados hacia Corea, China, Alemania, Japón, Estados Unidos o Canadá”, explica Luna.
Para fortalecer la posición del Perú en la cadena global, Mucho considera clave un análisis profundo y medidas específicas. “De pronto algunos incentivos y un trabajo fuerte social en las regiones mineras como Cajamarca, Apurímac y Arequipa. No todas las regiones son iguales: en la costa sur es más viable hacer proyectos, en Cajamarca es mucho más difícil. Pero allí tenemos cuatro mega yacimientos de cobre no desarrollados, como La Granja con más de 22 millones de toneladas de cobre fino. Poniendo en valor estos yacimientos podríamos dar un salto espectacular”, explica.
Competencia global, desafíos locales
El exministro Mucho advierte que la competencia es fuerte: “Si no nos aplicamos, países como Congo o Zambia nos pueden desplazar como país productor, como ya ocurrió con el cobre. Argentina también, con políticas muy agresivas y proyectos por más de US$ 20 mil millones. Canadá tiene una ley fast track para minerales críticos, y Estados Unidos impulsa decretos para reiniciar minas. Incluso Arabia Saudita, de ser un país petrolero, hoy quiere ser un país minero”.
En este escenario, agrega Mucho, el Perú cuenta con una ventaja: “Tenemos 67 proyectos con inversiones por US$ 64 mil millones que, actualizados, serían más de US$ 80 mil o US$ 90 mil millones. Proyectos como Río Blanco, que hace diez años se valoraba en US$ 2,200 millones, hoy no bajan de US$ 5 mil millones. Esto muestra el potencial real”.
Sin embargo, Luna señala que la cartera del Perú es en esencia polimetálica: cobre, oro, molibdeno y estaño. El tungsteno también podría considerarse, aunque la mayoría de estos elementos estratégicos son subproductos. “No vamos a encontrar minas de estos minerales; si no tenemos inversiones en refinerías y fundiciones, otros países los seguirán extrayendo y aquí no”, aseveró.
Convertir recursos en desarrollo
En ese sentido, Luna plantea mirar hacia soluciones de menor escala: “En un evento reciente del Colegio de Ingenieros del Perú pregunté si se podía trabajar en plantas pequeñas para extraer estos elementos. Un metalurgista me dijo que sí lo habían hecho, que era posible a pequeña escala. Creo que falta investigación en tecnologías para recuperar estos elementos. Tanto en Chile como en el Perú se investiga a través de los relaves, que contienen minerales estratégicos, pero hay que buscar la tecnología para poder recuperarlos”.
Así, el Perú enfrenta grandes tareas para aprovechar el potencial de los minerales, enumera Carla Puente, socia de Impuestos de EY Perú: impulsar la exploración minera, que se ha reducido en los últimos años; establecer un marco regulatorio claro y coherente que destrabe inversiones y fomente la formalización frente a la minería ilegal; replantear el marco fiscal del sector para un uso eficiente de las inversiones; y definir reglas claras para la gestión de la licencia social. “Solo promoviendo la exploración y contando con un marco regulatorio claro y coherente podremos incrementar nuestras reservas y atraer más inversiones de gran escala”, enfatizó.
“El Perú sigue siendo un país muy atractivo por los recursos que tiene. Se van a necesitar bastantes minas y tenemos condiciones para crecer, si desarrollamos los proyectos. Los inversionistas deben seguir confiando. Eso sí, debemos mejorar los permisos y acelerar procesos. El Perú sigue siendo un lugar muy atractivo para cualquier inversionista global”, concluyó Mucho.