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El impacto de Las Bambas

MMG Group ha invertido más de US$ 10,300 millones en un proyecto minero que ha transformado la región Apurímac.

Las Bambas aporta al desarrollo de Apurímac

“La inversión minera es un vehículo para potenciar el desarrollo. Apurímac se ha transformado en 10 años y más aceleradamente desde el inicio de las operaciones de Las Bambas. Es una historia ilustrativa de cómo la minería puede aportar al desarrollo sostenible de las poblaciones distantes”, afirmó Pablo de la Flor, director ejecutivo de la Sociedad de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) en el webinar organizado por el diario Gestión sobre el impacto de este proyecto minero.

Impacto profundo

El economista y socio director de Macroconsult, Gonzalo Tamayo, se encargó de presentar el estudio elaborado por él y Álvaro Monge “Impacto económico y social de Las Bambas”, encargado por MMG Las Bambas, que trata sobre el impacto del proyecto minero Las Bambas, y que contó con los comentarios de De la Flor.

Entre los datos más relevantes que expuso Tamayo señaló que Las Bambas ha invertido hasta la fecha US$ 10,300 millones, de los cuales US$ 8,600 millones se concretaron en la etapa de construcción (hasta el 2016) y US$ 1,600 millones en el mantenimiento del proyecto. “Es un proyecto de clase mundial, equivale a 1.6 veces a la inversión en Quellaveco y 5 veces a Mina Justa, los dos proyectos más importantes que se han construido durante este año. Y es 7 veces lo invertido en la realización de los Juegos Panamericanos Lima 2019”, comentó.

La producción de Las Bambas representa el 75% del PBI de la región Apurímac en los últimos cinco años, el 1% del PBI nacional, 9% del PBI minero y 15% de la producción nacional de cobre. Desde que inició sus operaciones (en el 2016) ha aportado casi 2% del PBI y 75,000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos, cada año. “Es decir, su impacto multiplicador en el PBI casi se duplica”, señaló el economista.

Transformación social

Las Bambas ha transformado la economía de Apurímac, el PBI per cápita de la región saltó del puesto 23 en el 2007 al 8 en el 220, a niveles cercanos a los de Cusco y Arequipa, otras dos importantes regiones mineras. Sus indicadores sociales también mejoraron: disminuyeron la pobreza monetaria, el porcentaje de hogares con al menos una necesidad básica insatisfecha y los índices de desnutrición en niños menores de 5 años. Hubo una reducción generalizada de la pobreza entre 2009 y 2018, con mejoras en el acceso a servicios básicos como saneamiento, electricidad y agua; y ha diseñado un esquema innovador para canalizar sus aportes económicos a los gobiernos subnacionales.

Entre 2004 y 2017 el Fondo Social de Las Bambas generó recursos por S/ 179 millones; sus compras a proveedores, entre 2006 y 2020, fueron de S/ 1,450 millones; y el pago de regalías, alcanzó S/ 1,115 millones entre 2016 y 2020.

Pendientes y más

Sin embargo, también hay temas pendientes de abordar para un mayor desarrollo de la región Apurímac a partir de este proyecto minero: la mejora en la eficiencia y calidad del gasto público, y seguir reforzando la integración de la mina con la economía local, asegura Tamayo. “La continuidad de los beneficios de Las Bambas a la economía de la región descansa también en la continuidad de las operaciones de la mina”, aseguró.

Para De la Flor el caso de Las Bambas también muestra algunas restricciones que son un obstáculo para el desarrollo del país: la falta de capacidad del Estado para ejecutar y priorizar el gasto público, y la precariedad institucional. “Apurímac tiene un 60% de su presupuesto ejecutado, algo que vemos en todo el país, pero además un gasto que no prioriza lo urgente ni importante. Solo el 25% de ese presupuesto se destinó a agua, saneamiento, educación y salud. Y nunca en el Perú habíamos visto tal magnitud en las transferencias a los gobiernos subnacionales”, argumentó.

Sobre la conflictividad social, el directivo de la SNMPE comentó que está asociada a un contexto de crecimiento económico y al aumento de las expectativas de la población. En ese sentido, afirmó que “hay frustración porque hay recursos disponibles y los cambios no se producen. Eso es caldo de cultivo para la conflictividad, alimentada por el contexto político. Hay que resolver estos cuellos de botella. Necesitamos un Estado más capaz, que priorice lo importante y que construya institucionalidad”.

Para el ejecutivo el reto está en reforzar las capacidades del Estado para manejar los recursos que van a llegar el próximo año, producto de las transferencias a las regiones.

Desde que se inició el proyecto, este ha sufrido el bloqueo de las vías a la mina por 400 días. “Es inadmisible que se haya normalizado el bloqueo de carreteras. El Estado tiene que actuar. Estamos frente a una amenaza sistémica para el desarrollo de la minería. No podemos exponer a una mina a estas interrupciones y menos por comunidades que están a 200 kilómetros de distancia”, explicó.

“Somos un país bendecido con una riqueza que debemos transformar en desarrollo. Las Bambas es ilustrativa del impacto beneficioso de la minería, pero también de las restricciones que tenemos para un mayor desarrollo. Hay que sumar esfuerzos para construir un Estado más capaz y juicioso para priorizar el gasto público y que nos permita superar los conflictos”, señaló al finalizar su participación en el evento.

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